31 diciembre 2005

Confesiones de principio de año.

Mi año nuevo no fue nada como lo había pensado, ni Rage, ni Danceland, ni siquiera un carrete producido por alguien conocido. Tan solo fue en la casa de mi viejo, donde el tiempo es anacrónico y las horas pasan de una manera distinta a las de cualquier lugar.
Me llamaron, y las invitaciones no las acepte, pero preferí quedarme donde las nostalgias eran más claras, donde los años nuevos se pasaban con toda la familia. Pero ahora esta familia estaba segmentada por todo el mundo. Habían envejecido y ya no se podía hacer nada contra ello, todos tomaron caminos distintos por los cuales nadie los podía acompañar, mas que sus señoras, claro.
El MSN suena y suena, invitándome a lugares tan proponedores como irme a la playa, nada lo acepto porque nada me parece convencedor. Quiero estar en algún lugar donde el sol se demore en esconder, como en el principito. Aun me siento así, en el lugar donde todo es posible y las brechas de lo que jamás lograremos esta demasiado lejos como para cumplirlo. Es rico sentirse así, es rico sentirse pequeño.

Son las 4 de la madrugada y ya siento que he escuchado bastantes historias como para escribir un libro, esos cuentos que te los regalan los amigos en las cunetas de las calles, las conversaciones de barrio. Por supuesto todos borrachos.
Los impredecibles ahora no están, todos haciendo de su año nuevo un día especial. Pero yo aun no los puedo encontrar, todos están bailando al ritmo de la sonora tommy rey y yo sentado frente a la pantalla del computador, esperando que las letras vayan saliendo solas, como por arte de magia.
El whisky ya me hace efecto, supongo que el Máximo esta en las misma que yo. Nos prometimos tomar solamente eso durante esta fiesta, esta jarana que aun no termina porque así somos los chilenos, pegándonos el reventón al final de año. Empezamos súper bien, tomamos la mejor champaña y comiendo los mejores platos, pero luego, a medida que pasan las horas, terminamos igual que cualquier individuo. Comiendo en el negocio, “la pica del tío”, buen completo con chukrut .
Ya me canso de escribir, claro, estoy curado y a eso no se puede quitar con nada. Bueno, para eso esta el KGB, pero es muy re caro y no estoy cerca de una farmacia como para comprarlo.
No se porque crestas escribo en este blog, pero es chori y supongo que lo seguiré haciendo este año.

29 diciembre 2005


Bonne année pour tout!

Y se va el año, con starway to heaven de led zeppelín 8 minutos antes del conteo final, del despegue de los misiles chinos, esos que iluminan un Santiago esperanzado por el próximo año, a un país que se siente pequeño frente al estruendoso sonido y la iluminación (por algunos segundos) de los fuegos artificiales.
Luego miro un cielo lleno de pólvora y no logro ver nada más que humo, entre lo negro aún así veo estrellas débiles e insignificantes por el espectáculo recién presenciado. Bajo la cabeza y una copa llena de champaña espera ansiosa en mi mano. La miro por un rato y observo las burbujas muriéndose en la superficie.- Otro año se fue y ahora empezamos a sacar las cuentas.-

Las imágenes comienzan a correr rápido en mi mente y todas se empiezan a aglomerar en mi retina. La playa, el colegio, las fiestas, lo que hice bien o mal, todo eso se viene de un solo golpe.
Mientras todos se divierten y evitan pensar lo que han hecho hacía atrás, yo prefiero sentarme y dejarme claudicar por los recuerdos.


Fuimos y seremos lo más grande que existe, ojalá el tiempo no mate nuestros sueños..

Hay gente que puede hacer el mundo mejor, yo creo que con ustedes no hay nada mejor que haberlos conocido.

Podré querer a alguien que he visto dos veces.

¿Pero enamorarme?

Naa!! el remate de fin de año...Espero verte luego.


-Oye viejo por que tan depre, si es año nuevo huevon hay que pasarla bien. Me pregunta un viejo amigo.
-Puta es que así es la hueva, siempre soy así pero este día me caga con cuatica.
-Vamos hombre si lo que viene ahora es lo mejor.

Siempre he tenido claro que el futuro es mejor que cualquier cosa, y el presente para que decir. Encuentro tan mediocre la persona que inventó la frase: “todo tiempo pasado fue mejor”, sinceramente pienso que lo más vital de todos está por verse.

3..2..1..feliz año!

26 diciembre 2005

Esto se me ocurrió así de repente, espero que nos vaya bien con la entretencion del corto.

Los espejos mienten.

Hace no mucho leí a Douglas Coupland autor, del libro The Second Chance, quien nos habla sobre el derrumbe generacional de una época. Esto lo veo bastante recurrente en los autores nacidos dentro de los 60 y 70´s, como es el caso de Fuguet, Gonzales y H. Rodríguez entre otros.
Debe ser complejo haber vivido una transición y un cambio de vida completamente radical. En el caso de Chile, por ejemplo, una dictadura y en el resto del mundo un millón de sucesos que fueron marcando la historia y el acercamiento a los distorsionados 90`s.

Aunque no es recurrente para nada de lo que escribí antes a lo que quiero llegar (tampoco sé muy bien para donde voy) en estas líneas, se me vino de golpe a la cabeza una conversación con mis tíos y padres mientras cenábamos en navidad.
Les mostré el guión, no terminado, del corto que vamos a realizar con unos vecinos, de los cuales uno estudia cine, lo que para mi es suficiente como para realizar el proyecto de verano, post 2005 concursos- tonteras varias.

Cuando se los mostré me dijeron que les había gustado un montón y sobre todo la parte del espejo (la primera historia del corto está basada en el cuento Sacándome el Uniforme). Luego la conversación se comenzó a dilatar a tal punto que empezaron a sacar sus propias reflexiones. En donde me decían que más de una vez se vieron al espejo y sintieron que la vida los llevó a caminos que jamás los habían imaginado, que los absorbió a tal punto que terminaron soñando otros ideales queriendo otras cosas.
Ahí me di cuenta que la historia no estaba tan mal encaminada como creía y que era un tema tan recurrente en los adultos como en los jóvenes.
¿Cumpliré mis sueños?
Eso debe ser una pregunta bastante repetida, tanto para mí en cuanto a lo que escribo o para muchas personas que están como yo. Ni estudiantes universitarios, ni escolares. O quien sabe si más de los que están en otro círculo se tiene que haber hecho esta interrogante.
Difícil debe ser darse cuenta que a lo mejor no se cumplieron los ideales de juventud y cuando ya mas viejo, entrado al baño y verse quizás 15 o 10 años mas jóvenes, deciden ir a vencer imposibles con las mismas energías de un joven recién salido de la Universidad.
El cuerpo ya no es el mismo y te empieza a pasar la cuenta todo el carrete que te pegaste hace unos años atrás. Ahí es cuando comienzas a desistir de tú propósito de cambiar el mundo, de demostrar que el sistema es vulnerable y atacable. Los de tu generación raramente te los encontraste en la misma parada tuya así que te fue más fácil, por unos segundos, idear todo un plan para hacer validos tus sueños.
Cuando el cuerpo ya no fue el mismo, llegaste a tú casa y tiraste lejos todos los papeles de tú empresa, te metiste al baño, te miraste al espejo y comenzaste lentamente a sacarte la ropa. Pensaste en todo lo que nunca lograste y de las otras pocas cosas que te costaron pero las ganaste, te quedaste con esas pocas que si te dieron realmente satisfacción.
Volviste a mirarte una vez más al espejo, como cuando eras joven y tenías toda una vida por delante, te miraste de la misma manera que cuando no lograste lo que querías, pero está vez la culpa no la tenían tus padres, tú señora, tus hijos, ni el sistema y la globalización. Ahora toda la culpa la tenía el espejo.

24 diciembre 2005


Narnia.


Ayer fui al teatro a ver las crónicas de Narnia y sentí que entré al ropero una vez más como de costumbre, me di cuenta que se me había olvidado una gran parte del libro y no podía hilar bien los acontecimientos, me olvidé por un segundo de la persona que estaba acompañando y me acordé que alguna vez entré al ropero como Edmundo y sus otros hermanos, que alguna vez me dio miedo la oscuridad y me compraba todas las historias de mi abuelo( el es muy a lo Ewan Mc gregor en big Fish), cuando me aterraba subir al entretecho o pasear en la noche por la parcela o los largos pasillos de la casa .
La obra seguía pasando y yo ya estaba otra vez en la parcela de mi abuelo, sacándole sus antiguos uniformes y condecoraciones o escondiendo tesoros y jugando a los piratas pero con espadas de verdad. Allí tenía mi mundo, como el de Narnia, donde podía ser un caballero, un pirata, un soldado o cualquier cosa que se me viniera a la cabeza.
Ahí era tan fácil soñar, ser lo que uno quisiera, nadie te molestaba y podías hacer lo que se te diera la verdadera gana pero con nada, con unos cuantos palos, unas frutas sacadas de los árboles podías ser feliz en ese mundo donde el tiempo era paralelo, donde no te molestaban los edificios y te hacían sentir pequeño, ahí podías ver el sol desde que salía de la cordillera hasta que se escondía entremedio de los árboles, el olor a tierra húmeda y las conversaciones surrealistas a los pies de la chimenea. Todo eso se había ido.

Luego todos se pararon para aplaudir la obra, gritaban felices, pensé por un instante que el publico también entró al mismo trance que yo y se habían acordado de entrar al ropero, se habían acordado que alguna vez fueron niños.

-Sebastián ¿te gustó la obra? Me preguntó mi acompañante

-Sí demasiado, me hizo acordarme del libro. Respondí

-Te tinca que nos vayamos a comer un completo. Le pregunté.

Aún estaba en un trance producto de la obra, me volvía loco pensar que ya no había nada de ello.
Le estaba haciendo una invitación a la chica que me había traído hasta acá como de una manera agradecerle lo que había hecho por mi, por hacerme abrir los ojos y llevarme gratuitamente al lugar donde se guardaban todos mis sueños.

Después de los completos no pasó nada muy interesante, pero aún seguía con las imágenes de mis juegos y aventuras, de las historias que mi abuelo me contó o que simplemente me enseñó que para soñar no se necesitan alas , tan solo era cosa de leer un poquito y tener voluntad para dejarse llevar, para despegar el cuerpo del suelo.
Desde esa conversación que creo que fueron las últimas antes de venirme a Santiago, jamás leí tanto como lo hago ahora.
Sentía que no podía irme a acostar sin antes darle las gracias a quien me ayudó a fabricar mi armario, con quien construimos nuestro mundo, como el de Narnia, con quien conversábamos largas horas de cosas fantásticas, donde lo único fantástico era él con sus relatos mezclados con libros y un poco de historia del mundo para que así aprendiera algo de todo es. No podía cerrar mis ojos sin antes despedirme de el.
Tome el teléfono y marque larga distancia, comienza a sonar el pitito, estoy ansioso de saber que al otro lado se pondrá muy feliz de escuchar mi voz. Pero mientras sonaba el pito y yo esperaba, me empecé a dar cuenta que había esperado mucho tiempo para darle las gracias.
Colgué y volví a llamar un montón de veces, pero nunca contestó.

11 diciembre 2005

Tenía que escribir algo, poco inspirado pero había que poner algo ...
Unplugged.



Mañana me desenchufo, cambio todo lo relacionado con la ciudad, lo urbano y parto a la playa. Tengo algo especial con la playa, no sé realmente que es, talvez sea por mi signo o la inmensa paz y nostalgia que me trae el solo hecho de mirar ese mar eterno e indomable.
Mañana comienzo el viaje, hacia el centro, hacia donde mis pies quieran llegar.

Lo que no he querido olvidar es un lápiz y una agenda, ahí pienso escribir un intento de novela sobre el cambio de mundos, el salir de IV ½ y enfrentarse a la realidad, a un sistema que esta con la boca abierta como si fuera una gran maquina tritura papeles esperando devorarte.

Ojala todo salga bien.
Dicen que para desaparecer hay que haberse encontrado primero, yo ya me encontré el año pasado en isla negra…Ahora desaparezco.

02 diciembre 2005

No sabía que poner así que puse cualquier cosa que tenía aquí...

Y esta va por los amigos.


Es difícil comenzar a contar todo desde un principio, siempre hay lagunas en la memoria, cosas que no recuerdas, pero aún así están. Siempre va haber alguien que te las recuerde, un amigo, tu vecino, no sé. Aunque nunca las van a contar como las viviste, siempre hay matices que cambian. Es como cuando aprietas Rec y comienzas a actuar, el director detrás va a esperar que hagas lo mas cercano a lo que el quiere, pero nunca, nunca va a ser lo mismo. Creo que así somos todos, actores en la película de nuestras vidas. He conocido muchas personas que quieren hacer de sus historias tramas interesantes, extremas. Como para tener algo que contar a sus nietos. Nosotros somos los mejores actores de estas tablas, todos fingiendo ser alguien que no son, con mascaras para que no los reconozcan, para que no descubran sus vulnerabilidades. Porque todos en cierta medida somos débiles, siempre hay algo que nos puede llegar profundo, que nos corroa el alma. De eso podemos estar seguros, de que tenemos alma, sino no perderíamos peso al morirnos, a veces me imagino el cielo como una gran jarana donde todos van a pasarlo bien. Sería un carrete inolvidable, gratis y mas encima para siempre, con Elvis animando al publico, me imagino que el allá debe ser el don francisco del cielo.
Pero yo estaba en mi cielo personal, ahí bajo la tina con el agua hasta el tope, preparándome para ir otra noche más a la casa de Gonzalo, el es uno de los pocos amigos que les puedes contar todo, siempre te salen con una respuesta y son de esas que te dejan aliviado. “no te preocupes”, “pasará lo que tenga que pasar” esas eran, creo yo, sus frases para el bronce, siempre terminaba un consejo con eso, así lo remataba todo y te podía dejar tranquilo. Gonzalo era de esos chicos, que lo tienen todo, auto, departamento, plata para el mes completo y todas esas cosas que un universitario con poca plata querría. No lo envidiaba puesto que compartía todo lo que tenía, tan así que sus cosas eran de propiedad pública. Pocas veces recuerdo haber ido a su departamento y encontrarlo vacío.
Miguel se encargaba de las drogas, no de las blandas claro. La marihuana ya estaba fuera de nuestros límites de extremidad, eso era para los niños del colegio, nosotros queríamos más. Era nuestro cabrón del placer, siempre llegaba donde Gonzalo con bolsas de coca, pero había que dar algo a cambio, él no soltaba así como así lo que le robaba al hermano mayor. Un reloj si estabas muy urgido ya era suficiente para degustar algunas líneas del polvito mágico o minas, a Miguel jamás le faltaron las minas, les caían como perros a los pies del amo. Por ahí creo haber escuchado que Sofía estuvo con él, pero luego descartamos la posibilidad ya que hacía un mes que estaba saliendo con Gonzalo, nunca los vi juntos por cierto.
Con Sofía éramos compañeros en el colegio, pero después de su embarazo en donde nadie supo quien era el responsable, porque de eso se encargo su mamá. No de encontrar al autor del hecho, porque ella no decía nada acerca del padre de la guagua, sino de humillarla. No encontró nada mejor que destrozarla frente a toda la formación del alumnado en el colegio.
Después de esa gran polémica abortó, luego la echaron y sus padres se encargaron de borrarla del mapa. Nunca más volví a saber de ella, hasta ahora…

Me fui en las micros amarillas, ya estaban casi extintas, pero aún así las prefería porque iban mas rápido que toda la otra tracalada de maquinas del Transantiago. No estoy acostumbrado a los cambios, supongo que ningún chileno lo está, somos bastante tradicionalistas después de todo, cualquier señal de progreso nos da miedo o simplemente lo criticamos hasta destruirlo. Porque esa es otra cualidad, lo desconocido a pesar de ser emocionante y excitante, nos aterra.
El chofer me obligó a pagar el pasaje completo, me di cuenta que con las únicas personas con las cuales no puedo discutir es con un chofer de micro. Soy una persona valiente, en algunos casos, pero el bate de béisbol que estaba a un costado de su asiento fue suficiente para quedarme callado y sentarme bien cerca de él. Así me estaba aferrando al mejor seguro de vida, cualquier asaltante seguramente caería bajo el poder de esas grandes manos y el bate claro.
-Hasta aquí llegamos joven.- Me dijo

-¡Gracias tío!- le grite mientras me bajaba

El pobre hombre debe ser tío de la mitad de los jóvenes de Santiago y después de todo no me pareció un hombre tan malo. Cuando paramos en un semáforo lo pude ver con claridad, se veía cansado y seguramente andaba por los 60. Ahí le perdí el miedo y me vine conversando todo el recorrido hasta acá, hasta tú casa Sofía.

-¿Y no ibas donde Gonzalo?- me dijo, el debe estar furia porque no fui, me estaba esperando hacía rato. Pero ya que llegaste quedémonos aquí entonces.

-Es que….no me di cuenta y termine llegando hasta tú casa, pero ya que invitas.

Sofía se veía algo misteriosa, los rumores eran ciertos, sin duda alguna estaba con Gonzalo. Pero algo se tramaba. Tengo cierta facilidad para descubrir los planes ajenos y aquí había gato encerrado.

-Hace tiempo que te estaba esperando. Sabes, cuando íbamos en el colegio me gustabas mucho, creo que hasta te dediqué unas paginas en mis cuadernos.- Comenzaba a reírse y a arreglarse el escote.-Que irónico, y pesar que ahora me terminé metiendo con tú mejor amigo. Porque eso lo sabías, ¿cierto?
- Claro, el me había contado hace un tiempo atrás- Mentí
- Pero mejor no hablemos del, esta noche es de los dos. Me dijo y se acercó un poco más hacia a mi.- Tengo algo de lo de Miguel, ¿Quieres?
-No gracias, mejor me voy.

Sabía que había algo detrás de todo esto, no puedo engañar a un amigo. Seguramente con lo dopada que está, porque se le nota demasiado, nunca recuerde este momento. Pero la conciencia es más fuerte, tengo ganas no lo niego. Aún así me puedo aguantar hasta mi casa, y volver a mi cielo interno, el de la tina. Ahí abajo donde todo es más lento, y los sonidos se escuchan lejanos y distorsionados, ahí esta el verdadero placer, sin Elvis gritando por el concurso. Tan solo ahí en mi tina.

-Muchas gracias por todo Sofía, pero tengo que ir a darme un baño a mi casa. Le dije.
-Pero te lo puedes dar perfectamente acá, yo no tengo problemas.
-Está bien, ya que insistes…

24 noviembre 2005

Mañana paso de ser Alumno a un ex alumno. Es triste terminar etapas, cerrar ciclos...Yo sé que nadie lee estas lineas, así que puedo escribir lo que la puta gana me de... si me va bien publicarían esto en el claneta.
Sin editar.


Sacándome el uniforme.


Las 7 de la mañana, se prende el equipo y suena en la radio Wonderwall de Oasis. Me acuerdo inmediatamente de Sofía, con esta canción tiramos en la fiesta de Gustavo. Me acuerdo que le había pedido al dj que la tocara. Con esta me la jugaba todo por ella, y finalmente resultó. Las primeras notas de la guitarra comenzaban a sonar y ya nuestros labios estaban rozándose al compás. Nos atraíamos en ese entonces, luego, nunca más le volví hablar.

Ahora estaba dentro de la ducha preparándome para ir al colegio. Siempre que estoy dentro del baño hago grandes pensamientos, ya sea en la ducha cuando el agua recorre mi cabeza o simplemente sentado en el water, lo extraño que una vez salido de esa helada pieza todas esas grandes conclusiones, que generalmente son los existencialismos máximos de mi vida, se disuelven.
Pero ahora no se me iba a olvidar el plan, no podía perder mi último día como alumno en el colegio, tenía que confesarle a Sofía (como escolar de IV 1/2) lo que sentía por ella antes de que partiéramos por distintos rumbos.
Mi papá siempre me comentaba que una vez saliendo del colegio todo se va un poquito a la mierda, los profesores ya no te entregan certezas para tu vida, sino es uno el que tiene que buscarlas. Mis profesores jamás me enseñaron a hablarle a una mujer, nunca tuvimos ese interesante ramo dentro de nuestras asignaturas, esa regla esencial en la vida nunca me la entregaron. Por lo tanto este día tenía una sola certeza, la que había tratado de buscar hace tanto tiempo atrás, Sofía.

Me subo al Transantiago, moderno y equipado, para variar me tengo que ir parado. Lo peor de todo es que este lindo vehiculo casi no tiene asientos y si estas felizmente sentado preparándote para dormir una reconfortante siesta pre-ingreso-al-colegio, nunca faltan las viejas que te ponen caritas para que les des el asiento. Es terrible ser escolar y soportar al micrero de turno o que te traten mal por ser chico. Por suerte hoy se acababa mi lamento.
Mientras el chofer puteaba a medio mundo con que se apretaran para el espacio, que la puerta, que señora no se tire peos, que le faltan 10 pesos para el pasaje, que apúrate huevon de adelante que tengo que pasar a la 430. Yo pensaba en como iniciar mi declaración final. Sofía, puchas, te quiero mucho. Una lata tener que decirtelo justo en este momento que ya nos vamos yendo del colegio, pero no importa, lo que yo siento por ti es mas fuerte que cualquier distancia y que tú vivas en Melipilla no significara que nos dejemos de ver.
Todo listo, estaba la primera parte que era la mas fundamental lista ahora faltaba el factor lugar y momento indicado, seguro que llegando al colegio lo iría a encontrar.

-Buenos días Matías, que lo pase bien en su último día. Me decía la Inspectora en la puerta del colegio.

-Buenos días Inspectora, muchas gracias.- Respondí, vieja de mierda- Fue lo primero que pensé después de esas cínicas palabras.

Subí las escaleras una por una, decidido a pescarla de un brazo, llevármela a un rincón y confesarle mi amor, quizás hasta la bese pero sin Oasis de fondo.

Abro las puertas de la sala y miro hacia la esquina, donde nos sentamos Gustavo y yo, pero hay algo que no esta bien. Sofía está sentada en mi puesto y Gustavo le dice cosas en la oreja. Ahora se le acerca y le da un beso, de esos que me hubiesen encantado darle a ella.
Los veo y se ven bien, no lo niego, pero hubiese preferido estar en el lugar de mi mejor amigo, ahí juntito a Sofía, por ultimo para despedirme de ella.
Al final de cuentas, como premio de consuelo, me terminé sentando al lado de ellos.

Suena el último timbre, el de salida. Todos lloran y prometen volverse a ver, que la amistad nunca se va a acabar. El profesor se despide diciendo que cada uno pueda cumplir sus sueños. O sea, quería decir lo mismo que mi papá, que ojala no nos fuéramos un poquito a la mierda. Tengo pena de no poder decirle todo lo que siento, Gustavo esta ahí para impedirlo, de sobra no lo hace nada de mal. Quiero que desaparezca antes de que esta niña de los ojos color almendra se vaya y no la vea nunca más. O quizás la vuelva a ver, 25 años mas tarde, cuando hagamos la junta de ex alumnos. Pero ya no va a ser lo mismo, seguramente se terminara casando con un gordo forrado en plata, que le dará 5 hijos y en la junta nos contará que está de lo mas ansiosa esperando que el doctor le de una hora para hacerse la cirugía o la liposucción. Después de 25 años nada es lo mismo.

-Sofía, ¿me das un minuto antes de irte? Le alcanzo a decir en la puerta del colegio, Gustavo ya está bastante lejos como para que nos vea, creo que se quedó en la sala organizando una fiesta en su casa.

-Sí dime ¿te pasa algo? Responde con una sonrisa.

-Emmmm… sí, sabes, lo que me pasa es que me gustas mucho, después de lo de la casa de Gustavo no te he podido sacar de mi mente.

-Pero eso pasó hace mucho tiempo atrás Matías, 4 años es harto y lo suficiente como para olvidar a alguien. ¿No crees?

-Es que contigo es distinto, me hiciste sentir bien, que no era solo el amigo de Gustavo sino que alguien más importante.

-Yo nunca te he visto como el amigo de Gustavo, tú siempre fuiste y serás especial para mí, te quise mucho, pero me evitaste después de la fiesta. Y eso fue suficiente para olvidarte. Que ahora esté con Gustavo no significa que no podamos seguir hablando o que seamos amigos como antes, nunca es tarde para comenzar una amistad.

-¿Y Gustavo?

-Y Gustavo nada, con el salgo hace mucho tiempo, el es tú mejor amigo. Y me llena, me hace sentir bien, llena lo que tú no llenaste Matías. El me tomó en cuenta.

Me doy cuenta que esta conversación ya no va para ningún lado, que perdí como en la guerra, Gustavo le robó el corazón y contra eso no puedo luchar. Por lo menos me queda el consuelo que fui derrotado dignamente.

-¿Nos estamos viendo? Me pregunto.

-Hasta 25 años más, en la junta de ex alumnos. Respondí

-¿Y por qué tan drástico?

-Porque sí en 4 años no se me ha pasado lo que siento por ti, espero que en 25 años las cosas cambien.

-Si van a cambiar, tenlo por seguro...Hasta entonces. Y Sonrió como nunca lo había hecho, se estaba despidiendo de la manera sencilla.

-Hasta entonces Sofía. Y me fui.


Llegué a mi casa, tiré la mochila y entre al baño. Me miré al espejo y comencé a sacarme el uniforme, ya no era el mismo. Las cosas ya se me habían ido un poquito a la mierda, recién había salido del colegio y ya estaba frustrado, ya era en parte un adulto. Me estaba sacando la corbata y me imaginé 25 años mas tarde, cuando las cosas tendrían que cambiar, ¿seré el mismo? El espejo no reflejaba más de lo que yo podía ver. No veía el futuro.
Me sentí como mi padre cuando entra al baño y se saca el uniforme del trabajo. Todo frustrado por lo que nunca pudo ser, desabrochándose la camisa, arrepintiéndose de porque jamás le dijo que la amaba. Sacándose el cinturón y recordando los rostros de cada uno de sus compañeros, amigos de aquel entonces. Ahora seguramente se los topa en las calles diariamente, en el paseo ahumada. No se reconocen, siguen de largo o simplemente se hacen los desentendidos. No quieren competir en ninguna conversación de quien ha cumplido sus ideales o de quien más ha perdido. Su junta de ex alumnos jamás fue, nunca quisieron volverse a ver las caras.

Espero que en 25 años a mí las cosas no me cambien tanto, que siga soñando con las mismas cosas que ahora, si veo a algún conocido en la vereda del frente, cruzar la calle con los brazos abiertos para saludarlo.
Hoy para mí se termina una etapa en mi vida, ya comienzo la siguiente con una frustración. Espero que las cosas entre Sofía y yo cuando nos volvamos a ver sean como cuando sonaba Oasis en aquella fiesta y que el tiempo que pase ahora, sea tan solo una cimarra.

23 noviembre 2005

Escrito el día 22 de noviembre, el 23 fue erl verdero tiempo fuera, sin existencia.
Los tiempos Cambian.


Desperté asustado en la mañana, había parado de llover recién y tan solo ayer habíamos tenido 30 grados de temperatura. Mire el mapa y no estaba en Brasil, tampoco en algún país tropical, ni era un sueño de esos que crees estar despierto dentro del mismo.
Todo era extremadamente real, verano, mi casa en Chile (no tengo otra), mi mamá haciendo el desayuno, el perro ladrando por comida en el patio.
Hacia frío, pero no me extrañaba porque hace no mucho el agua había dejado de sonar en el techo y la gélida humedad post-lluvia siempre es la misma. Prendo la televisión pero aún no hay ninguna transmisión en la televisión abierta, sigo acostado porque el hielo es demasiado y tampoco me quiero levantar todavía, pongo las manos en la nuca y trato de recordar las palabras del meteorólogo el día anterior.

-Señores espectadores, ¡insólito! Producto de una baja presión en la zona costera del país y viniendo unas leves altas presiones desde la Polinesia, les informamos que mañana se pronostican chubascos. Lo más probable es que terminen en la madrugada del día jueves mismo pero vayan abrigados a sus trabajos, ya que vendrá una ola de hielo.

El hombre del clima algo más sabía, se le notaba en la cara, ellos siempre saben un poco más que nosotros, son los chamanes, brujos o machis contemporáneos. Se veía preocupado, había algo que quería comunicar, pero nosotros, los telespectadores, no alcanzaríamos a saber.
Luego el cierre del tiempo y los programas premier nocturnos y los ojos se comenzaban a cerrar solos, me hundía entre las sabanas, un poder sobrenatural me agarraba desde lo profundo del colchón, sumergiéndome, tirándome para abajo.

Mi mamá ya había dejado de hacer los huevos revueltos, esos que le gustan tanto a mi papá, la tetera la había puesto hace rato, pero aún no hervía. Desde mi pieza podía escuchar todos los sonidos de sus quehaceres matinales, lo raro es que los cuchillos, los platos y los posillos no emitían sonido alguno y mi hermano ya debería estar tomando desayuno para irse a la Universidad.
El frío iba cada vez más en aumento, aunque ya me estaba acostumbrando, debieron haber sido las pastillas que me dio mi mamá anoche para el resfriado que de seguro me tienen corporalmente inmune a todo este hielo.
Mucho silencio ya me comenzaba a extrañar, así que mejor será que me pegara un fuerte grito hacía la cocina o que alguien simplemente me respondiera con un ¡Cállate huevon!

-¡Mamá! Grité a no más dar.

Desde mi boca salía el vaho de mi aliento, lo que comprobaba que hacía mucho frío. Pasaron los segundos, luego los minutos y nadie respondía. Ya me estaba empezando a asustar, tal vez algo malo pasó y salieron todos corriendo, pero como me dejaban solo, sin haber tomado desayuno y sin avisarme siquiera de la situación.
Las tripas ya sonaban fuertes, bailaban dentro de mi estomago pidiendo comer algo. La necesidad me llamaba así que me paré de la cama, me puse las pantuflas y bajé las escaleras.
Todo en silencio, al más puro estilo película de terror, las maderas no crujían, y la ducha no sonaba, había un fuerte olor a gas. Corrí directo a la cocina, estaba todo oscuro y poco veía. Por medio del tacto logré palpar las perillas del gas, lo apagué rápidamente. Ya más calmado salí al living donde había un poco más de luz y vi la imagen más aterradora de mi vida. Mi hermano congelado con un pan en la boca a medio mascar, todo blanco, era una estatua de hielo, sin reflejos ni movimiento.
Me refregué los ojos, los cerré por harto rato, luego al abrirlos y esperar no ver nada de aquella imagen, me di cuenta que aún estaba ahí, tal cual como lo había visto hace no mucho rato. Caminé un poco más cerca, para poder ver la mesa completa, y al lado del estaba sentado mi papá con el diario en las manos, inerte. De la misma forma que mi hermano, mi mamá estaba parada sirviendo el té, el agua era un hielo estático que salía de la tetera y caía a su respectiva taza.
Esto no podía estar ocurriendo, algo tendría que revertir el proceso, tenía que descongelarlos, salvar a mi familia como diera lugar. Me acordé que mi mamá siempre guardaba los fósforos en ese delantal que siempre anda trayendo, cuidadosamente me acerqué y hurguetie los bolsillos de los costados. Tenía un cuchillo, pasé cuidadoso con mis manos al lado del tratando de no cortarme. No estaban. Así que de la misma manera saqué mis manos, pero estaba muy helada y lo tuve que hacer rápidamente, en ese apuro golpie uno de sus codos, instantáneamente su brazo se le desprendió de su hombro y cayó inevitablemente al suelo. Con el contacto del piso la pieza de su cuerpo se quebró en millones de partes, como cuando uno bota un vaso, de la misma manera.
El sonido creó una reacción en cadena y todos los miembros de mi familia se iban desintegrando, explotando uno a uno en millones de partes, los ruidos cada vez eran mas fuertes y comenzaban a quebrarse las cosas de la casa.

Corrí hacía la puerta y al abrirla quedé con la manilla de la puerta en mi mano, mire al horizonte y vi una cortina blanca, todo blanco, congelado por el mayor temporal de la historia mundial. Los autos varados en cualquier parte, la gente inmóvil en medio de la calle, todo en stop y un viento fuerte que quemaba mi piel.
Estaba solo, quizás no, pero de lo que si puedo estar seguro era que me encontraba en la segunda Era Glaciar…

-Comenzamos las transmisiones con las imágenes de las tormentas que azotaron anoche el norte de Estados Unidos y el sur de México. Todas las personas cercanas a los puntos críticos de la ola glaciar están resguardadas por cuerpo militar y personal especializado. Mientras siguen el peritaje para encontrar las 1.500 victimas desaparecidas bajo la nieve…A continuación seguimos con el informe de deportes.

Escuchaba difuso en un principio, luego cada vez más nítido, hacía un calor de perros, sudaba completo y todo el sol daba en pleno a mi cara. No eran más de las 8 y mi mamá recién estaba preparando los huevos revueltos de papá , el perro ladraba como loco por comida y mi hermano se preparaba para ir a la Universidad. La ducha sonaba fuerte y clara desde el baño, el pito de la tetera daba su aviso del agua hirviendo. Abrí los ojos, miré el mapa y me di cuenta que estaba todo en su lugar, mi cama, mis cosas. Todo tal cual como lo había dejado el día anterior. Puse mis manos en la nuca y traté de escuchar la lluvia, esa lluvia que nunca existió, ese hielo que jamás quemó mi piel. Todo marchaba en una completa, monótona y rutinaria realidad de un día jueves 12 de Diciembre.
Miré el techo como por enésima vez en mi vida, me pellizque el brazo y reí, reí mucho.
Mi papá le transmitía desde la ducha a mi mamá lo que ocurría al norte de nuestro continente, las muertes y catástrofes del clima y que el tiempo ya no era como antes, como cuando ellos eran chicos, y los veranos eran menos calurosos, y los inviernos no tan helados y lluviosos. Donde todo iba a un paso fijo y determinado. Mi mamá siempre le encontraba la razón a mi papá y yo en está ocasión también lo encontré de lo más acertado.

-Menos mal que todas esas cosas no pasan nunca acá en Chile. Le decía mi mamá
-Menos mal. Pensé.

21 noviembre 2005

Aún no he editado nada de esto, pero de igual manera los iba a subir.



Calibre 41.

Era calibre 41, lo recuerdo bien, la había sacado del cajón de mi padre la noche anterior, mientras él golpeaba a mi madre en el living. Le daba fuerte, los gritos de ella ya casi no se oían producto de las patadas en las costillas. Todo me daba vueltas, el Valium había hecho efecto, se lo saqué a mi madre. Ya hacía años que tomaba esas cosas para disminuir el dolor de las golpizas, supongo.
Aquí todo es distinto desde que Martín se fue, sin aviso, sin ninguna despedida previa, tan solo cortó sus muñecas de manera vertical, no horizontal como lo hacen en las películas, así te demoras mucho desangrándote decía el doctor de la morgue. Estoy seguro que no quería sufrir y así fue. Su rostro se veía tranquilo, pálido y se podría decir que hasta angelical, se veía tan bien que me dio envidia verlo tendido tan apacible sobre la cama, como si se hubiese quitado un peso de encima. Les tuvo respeto a mis padres, eso está claro, se suicido como lo hacen los grandes, preocupándose de cada detalle, dejando la sangre en tarros, las sábanas blancas, de todo. Creo que lo hizo por pena más que nada, por mi madre. Debe ser terrible limpiar lo que deja un muerto, sobre todo si lo que más sobra en la pieza es sangre, hay que tener pellejo, por eso mi hermano no lo hizo. La quería, de eso estoy seguro.
No me dio pena en ningún momento, ni cuando vi el espectáculo en su dormitorio o en su funeral, todo fue muy rápido y calculado, mi padre que al parecer poco le importó o eso aparentaba, por fuera es como una roca, pero tiene finalmente un corazón de niño, lo sé porque en sus ojos había tristeza, mi madre siempre decía que los ojos son el espejo del alma, si así era, entonces Rodrigo Farias tenía mucho dolor. Según él, Martín era lo mejor que había engendrado. El alumno destacado, puntaje nacional, Universidad estatal, mujeres, todo lo que un padre espera de un hijo. Era de esos niños prodigios cuyas madres hablaban en sus reuniones con amigas a la hora del té. Que Martín acá, que Martín allá, todas como buitres sobre la presa, cada una tratando de dejar a su crío como el ejemplo a seguir. Al final de cuentas ellas siempre te sacaban uno que otro chico del barrio en cara. Podrías ser como Jaime, tiene tan buenas notas y es tan tranquilo. Pobre cabro anda aspirando coca en cada fiesta que vamos, se toma 2 botellas de whisky cada vez que puede y la incontable cantidad de veces que le ha sacado los calmantes a su madre para combinarlo con aspirinas y así quedar High.
También había hecho esas combinaciones, te sientes entre el cielo y la tierra, alucinas con cosas que nunca te habrías imaginado, con esas cosas que solo están en tú mente. Mi experiencia fue con arañas, les tengo un terror enorme, bajaban cientos de ellas por todas partes del techo, entré en un estado de pánico total, si no es por el Jaime seguro me lanzo por el balcón de su departamento. Si mi madre supiera como es Jaime, si supiera.

Martín no le tenía miedo a nada, eso reflejaba a su público, a la audiencia del estadio, al paseo ahumada, a donde fuera resaltaba siempre, era de esas pequeñas lucecitas que se prenden en la gris ciudad; me dijo una vez su ex novia. Cuando te vas todo pareciera ser ex; ex departamento, ex familia, ex colegio, ex vida. Como si todo lo que has pasado con esas cosas o personas se disminuyeran a dos palabras. A mi hermano se le había caducado el carné dos días antes de partir, ni que hubiera planeado hacerle también un favor al registro civil, mi ex hermano realmente las sabía hacer todas.

Nadie se explica por que cresta se mató, si era tan buen cabro, lo querían todos por acá, era como el choro de la población, ese que todos quieren e idolatran y cuando parten va toda la gente a verlo, hasta el recorrido fúnebre utiliza como cábala pasar por la cárcel donde se hospedó tantas noches, así todos sus compañeros de oficio tienen la oportunidad de despedirse del finado. Así era mi hermano de conocido, si hasta famosos llegaron el día del entierro, seguramente son de esos actores que una vez que jubilan les pagan de llorones en la funeraria, había leído dos casos en el diario, se titulaba El pago de Chile, lo encontré absurdo. Si trabajaste toda tú vida sobre las tablas, no te quita dignidad llorar sobre las tablas de algún muerto, al fin y al cabo es trabajo y que estés pasado a cebolla o te pongas Mentolatum en los ojos no deja de ser un sacrificio.

Pero ahí estaban todos ellos, no lloraban eso sí, más bien se veían perdidos dentro del funeral, todos esos famosos que no están acostumbrados a lo opaco y tétrico. Prefieren estar todos maquillados y con el flash sobre sus ojos. No era ese su mundo, tampoco el mío.

A veces me pregunto sí cuando muera ira harta gente a mi entierro, se acordaran de mí, si irá mi primera polola, el chofer de micro que le pegué cuando me chocó el auto o mi profesor del Instituto. Me preguntó si se llenará como el funeral de Lennon o el de Lady Di, ¿Me conocerá tanta gente? ¿Será como el de mi hermano? No creo, si de mi círculo de amigos no salgo y realmente son pocos, muy pocos los conocidos. Soy de esas personas que pasan desapercibidas, esas que se sientan en la esquina de las salas, se ponen rojas cuando les hablan y prefieren callar en vez de gritar cuando los pasan a llevar, yo todo lo guardo, como un cofre. Por eso la gente me comenta tantos secretos, saben que no los diría por ningún motivo. Si tan solo se me saliera uno. El de Sofía por ejemplo su aborto cuando íbamos en el colegio o el de José cuando trató de engañar a su mujer en Estados Unidos con la secretaria. Creo que si comenzara a decir todas las confesiones, mi entierro se llenaría de colados, como los de las fiestas, esos que nunca nadie invitó. Todos esos confesores querrían mirar mi tumba para escupirla o echarme una puteadita, para no irme tranquilo supongo.

Ahí estaba aún mi padre pegándole a mi madre, ella ya casi no grita por los golpes en las costillas. Yo con la calibre 41 en mis manos, decidido más que nunca a usarla, no podía soportar que todos los aniversarios de la muerte de Martín terminaran en golpizas e insultos. ¿Cómo el recuerdo de un buen joven podía terminar en puras tragedias? Ya se habían olvidado del matrimonio, porque alguna vez lo tuvieron y eso está claro; cuando estaba vivo íbamos todos al parque a jugar a la pelota o a encumbrar volantines y en eso sí que me destacaba, era el as del balón y del cielo, cosa que él jamás logró conseguir.
Ya no quería ver este retrato nunca más, desde los quince años que mi padre llegaba borrado a la casa atizándole golpes a la muralla, sacando a mi madre de la cama y golpeándola hasta que quedará tonta. Luego iba a mi pieza y me decía, ojala estuviera mi campeón en esa cama. Yo me sentía destruido, incompleto, crecí sin mis padres y aún fuera de la casa tenían el descaro de llamarme y volver a recordarme esa frase, siempre un 19 de octubre.
No iba a soportar mas la situación, está iba a ser la última comida familiar que tendría que aguantar, tenía el arma. Tenía el poder sobre mis padres, ese poder que tiene un gusto rico, las armas las carga el diablo, tentador. El revolver tenía 6 orificios y dentro de uno de ellos iba la bala, la que cambiaría todo, la historia de mis padres, mi historia. Si por algún motivo el proyectil no salía, les habría dado un buen escarmiento, así no se olvidarían jamás de quien es su hijo, el segundo de la familia.
Me acerqué con el revolver lentamente hacía el living, ahí estaban los dos forcejeando, mi padre de rodillas y mi madre tendida en el suelo con las manos sujetas fuertemente a los brazos de él. No sintieron mi llegada, tampoco se percataron de mi presencia en la comida, así que tomé un vaso del comedor y lo lancé fuertemente hacía la pared. El ruido los hizo despertar de su lucha que a estas alturas ya se veía casi infantil.
Me miraron y el forcejeo cesó, mi madre con sus ojitos hinchados de tanto llorar me preguntaban que ocurría, mi padre en cambio estaba atónito, con la boca abierta, no entendía que es lo que estaba ocurriendo en ese momento. Eché el seguro hacía atrás y apunté. Mis padres se miraron dándose un despido y sin palabras se dieron cuenta que se amaban mucho y que todos estos años habían caído en el error del lamento, un lamento que los tenía así, como simios en la prehistoria. Según ellos les había llegado su hora, su tiempo de partir.
El revolver de pronto cambió de dirección y tembloroso posó en mi cien, el lugar estaba tétrico y opaco como en el funeral de mi hermano, seguramente así se sintió cuando su sangre salía a borbotones de sus brazos, la diferencia que él lo tenía todo planeado y yo en cambio estaba marcando mi destino espontáneamente, de manera inesperada.
Cerré mis ojos y me acordé de ti, pero este no era tú momento, no eras el protagonista del partido o la luz de la grisácea ciudad. Te imaginé entre el cielo y la tierra, porque ahí se van los que se suicidan, ahí estuve cuando me drogué y estaría próximo a estarlo nuevamente. Acerqué el revolver un poco más y les dije. Esto va por mí y apreté el gatillo…



20 noviembre 2005

Los hombres engañan más que las mujeres;las mujeres,mejor.

Un recuerdo traicionero.

Nos miramos, reímos. No nos conocemos aun, pero tengo que poner mi mejor sonrisa para encantarte, lo sé, tú también lo sabes. No soy bueno mintiendo, por más que trate de fabricar sonrisas, no puedo, me engaño y trato de engañarte, no puedo, no puedo creer la facilidad con que logras sacar todos mis secretos, tienes el don de entender, yo nunca lo he tenido. Ególatra quizás pero tu me disminuyes, reduces a una cuarta parte mis problemas, mi yoismo, mi existencialismo.

Me irrita tu inteligencia, tu dicción, la facilidad y tranquilidad con que hablas. Me pones nervioso, no sé, hurgas demasiado en mí y lo peor de todo es que tu estrategia del detective funciona a la perfección, sabes donde atacar, como interrogarme y hacerme vulnerable, tus palabras son verdaderas lanzas arrojadas sin inmutarte, desde de tu pétreo asiento. El café se acaba, el cigarrillo también.

¿Dónde quedamos José? Me preguntas sin esperar una respuesta contundente que salga de mi boca. Te enmudeces de repente. No pensaba responderte aun, ni tampoco emitir señales de vida.

¡¡Huevon!!! Llevo media hora hablándote y tu no té dignas a responder. ¡¡José te estoy hablando!!

De todas maneras estoy esperando que se enoje, se ve hermosa así, como si lo más malévolo de su ser reluciera de repente. Y éstas luces de neón la hacen ver más hermosa aun, como si ganara un millón de rasgos felinos, la noche y esta oscuridad rota por las pequeñas luces que se ven de pronto en la calle, la transforman en un gato, espero que no sea igual de traicionera. De todas maneras la muy puta debe serlo, dos piscolas y ya estamos aquí, ni modo ya se me quitaron las ganas de hacer algo. Seguramente mi mujer debe estar con sus amigas en eso del bowling. Mentira. Debe estar gritando como yegua junto al Gerente. Si supiera que Dios todo lo ve, no le darían ganas de nada. Pero ella no cree y yo tampoco. Al principio eso nos aferró, la confianza mutua y creer en el prójimo, no tengo que explicar nada más, yo aquí y ella seguramente en el mejor hotel de Chile.

¡¡Bueno José y que esperas!! Está mina habla y habla, es peor que mi suegra después de la muerte de Julio, su marido. Supongo que el pobre viejo se cansó de escuchar a la deslenguada y se mató. Eso es lo que creo, aunque la familia de mi mujer y los doctores dicen que solo fue una equivocación de las pastillas. Seguramente no habría aguantado un año más; el viejo estaba cansado de tenerla al lado. Ellos dormían en camas separadas y su ropa estaba impregnada de olor a naftalina. El viejo era anacrónico, su mujer trataba que el tiempo no le pasara encima, tenía más cremas para el cuerpo que comida en el refrigerador.

Espero que el tiempo no nos afecte con la Antonia, supongo que algún día tendremos hijos, por ahora no pensamos en eso, pero si teníamos un perro. Lo compramos para ver si podíamos cuidar algo que no fueran las plantas del departamento. ¡¡Desastre!! Un día el perro se lanzo por el incinerador y del Willy no supimos más. Se nos esfumo la idea de tener hijos pero igual creemos que podemos ser felices, aunque no les demos nietos a nuestros padres. Viajaremos, supongo, y seremos iguales de cool que ahora. Haremos todas las cosas que hacen los recién casados. Nos arrancaremos a la playa los fines de semana sin tener que preocuparnos por los niños o el perro.

Ya pues, tengo que irme luego y aun no me dices que es lo que quieres.

¡¡Mierda!! Quería tantas cosas y ahora tengo todas las que no imaginé que tendría. Plata, empresas, bienestar y lo único que deseaba era ser independiente para salir de la casa de mis padres. Quería ser músico. ¡¡A la mierda!! Mi mamá casi se muere y mi padre quería dejarme sin herencia, el maricón me endosó la empresa porque mi hermana era muy tonta para manejarla. Esa era su gracia de todas maneras, su estupidez. Aunque mi padre no se quedaba atrás. En toda su vida de empresario lo “cagaron” mil veces, los mismos tipos de siempre, todos compañeros de Universidad que en los tiempos de la dictadura amasaron buena fortuna. Todos esos amigos, “colegas” como les decía, vivían confortablemente y mi viejo se partía el lomo trabajando para ellos. Finalmente con la crisis del 82, mi padre los demandó y como tenía conocidos en el Gobierno, fueron amenazados con el exilio. Por miedo se fueron igual.

Y aquí estoy yo, en USA, tratando de arreglar la cagada de mi padre. La empresa se fue a pique y ahora tenía que venir a hablar con “los colegas” para que volvieran a asociarse. No tengo ganas de hacerlo, total la empresa es casi toda mía y voy a gastarme hasta el último dólar, aquí, en el imperio de la libertad. Recorreré todo Estados Unidos y la Antonia tendrá que esperar. La distancia servirá para que me extrañe y me siga engañando. Bien dicen que, los engaños en las parejas casadas solidifican aun más la relación, espero que éste sea el caso.

Ya huevón, me voy, además ni me calentaste. Ándate entonces. Quería que se quedara pero tanto pensar en mi familia me dio nostalgia. Ya me dio asco mi Secretaria.

¡¡Maricón!! Y cerró la puerta con un fuerte golpe. Ahí estaba yo, parecía que el portazo trajo a todos los fantasmas del motel. Esos viejos que se creen Hugh Hefner y vienen a tirarse una cana al aire y al final terminan tirados con un paro cardiaco y las putas felices con todo el billete que les sacan de sus gruesas chequeras. Miraba por la ventana y aun no atinaba a amanecer, tenía una botella de Absolut a la mitad. La destapé, bebí y el vodka pasó por la garganta, me quemó entero por dentro.

Las lucecitas de las calles parecían culebras que terminaban en los suburbios (el Down Town) que son muy distintos a los de Chile. Aquí se ve la pobreza y la discriminación pero nadie se digna a mirarlas. Ayer estuve allá y encontré a los negros de los más freak, muy alegres y contentos. Son la imagen viva de todas las películas donde salen negros; chistosos, sonrientes, esas sonrisas que les ilumina el rostro. La Antonia debe estar con el negro de la empresa, es huevón que la hace reír.

¿Antonia?

Sí José. ¿Estás borracho?

¿Sabes? Ya me aburrí de este país. ¿Has estado toda la noche en casa?

Si, ¿cuándo vuelves?

Pienso quedarme y olvidarla, junto con todos los rostros de Santiago y no volver a mi realidad, la comodidad del departamento, el barrio, los amigos. Mañana Regreso.

13 noviembre 2005

Este fue el segundo aporte para la revista Paniko http://www.paniko.cl
EL Primo.


Ayer fue un día de esos que mi mamá podría decir que eran de junta familiar, por lo general nunca vienen mis parientes a la casa, por eso tenemos que atravesar todo Santiago para llegar a la casa de mi tía, que no estoy muy seguro de que grado porque hermana de mamá no es. Allá tendríamos que dar el ejemplo, bien vestidos, bien empaquetados, como mesa de cumpleaños. Por lo general mi vieja ni se preocupaba como iba yo. Lo único que esperaba era que dijese que entraría a estudiar en una universidad estatal, que no estudiaría por ningún motivo música ni letras. Tendría que mentirles una vez más con lo de aspirante a medicina o derecho como mi padre. La verdad que no quería ni lo uno ni lo otro, tan solo quiero darme un año sabático y ver en que desperdiciar mi vida. No es que no tenga nada claro pero no le hace mal a ningún estudiante quitarse el estrés de 13 años completos de estudio.


-Llegó un primo tuyo de Holanda, no lo conoces, pero tiene tu edad y habla español. Aunque le podrías pedir que te enseñara un poquito de inglés porque Lars lo habla muy bien.- dijo mi madre mientras manejaba por Vitacura hacía arriba.


-¡Genial! -pensé, ahora tendré que entretener al extranjero toda la tarde. Más encima tiene el mismo nombre que el perro de mi vecino y yo lo único que quería era comer y subir a jugar el computador o el msn, que no estaría nada de mal. Pero no, claro. Quizás hablé como los típicos europeos que agarran para el leseo en la tele y sean de esos que todo lo encuentran bueno. Esta va a ser la oportunidad para dejar al chileno bien parado. Lo voy a invitar a jugar a la pelota, seguro que es malo o le voy a pedir que compre un cd de la Christell en la disquera del Felipe, lo más probable es que quede como el hazme reír del local. Después de todo es mi primo y el mal rato va a quedar en familia. A pesar de hablar español, no conoce nada de aquí así que aprovecharé de hacerle un buen tour por la capital.


-Tomás, hijo, llegamos- me mira por el espejo retrovisor y se aprovecha de arreglar su pelo. Se acordó que lleva a la oveja negra detrás. Me miró, algo va a decir.- ¡Arréglate ese pelo niñito que pareces cualquier cosa menos hijo mío!- si hay alguien que conozco mejor en mi vida es a mi mamá, me sé sus diálogos de memoria. Es como cuando te repites una y otra vez alguna película de súper héroes, sabes siempre que el villano tiene que morir tarde o temprano.


Ahora comienza mi espectáculo, mi mejor tratado de comercio, la solidificación de dos países distintos. Aquí vamos a ver quien es el más fuerte. Se abre la puerta.


-Hola Tomás, tanto tiempo sin verte-habla la tía.

-Hola tía…claro mucho tiempo- respondo.

-Pasa niño a saludar al resto, te tenemos una sorpresa- El holandés, pensé.


Ahora comienza el recorrido del saludo, sería mucho más simple si con un hola para todos bastara y subiera al tiro a la pieza del computador.


Me aprietan la cara, si hay algo que más detesto es que estas señoras hediondas a leche asada me aprieten la cara, miro de reojo y veo al objetivo. Ahí esta sentado hablándole a los maridos de todas estas viejas buenas para el té. Seguramente les debe estar hablando del barrio rojo de su país. Si algo sé de Holanda es gracias al pelado Santander, su padre viaja todo el tiempo, y lo que más le trae son cigarros, revistas porno, tragos raros y postales. Recuerdo que un día llevó al colegio un catálogo donde salían todas estas mujeres rubias, algunas pero muy pocas negras, y alguna que otra latina por ahí. Todas ordenadas por nombre, sus medidas, el costo y su especialidad. Como una guía para comprar perros, cuál te conviene más según tú tipo de personalidad. Estaba toda la revista en inglés, pero eso no fue problema, porque el pelado se maneja en los idiomas.


-Siéntese junto a su primo para que conversen- dijeron entre la bulla del living.

Pero parece que entendió perfectamente y se paró rápido de su asiento.

-Tú debes ser Tomás- me dijo. La manera de hablar era entre francés aprendiendo el español y de esas brasileñas que vienen a bailar al país, el acento ya se me hacía gracioso.

- El mismo. Y tú debes ser Lars.- Como el perro de Bastián, pensé.

-Salgamos, ya me tiene cansado que me pregunten cosas de mi país- Respondió.


Después de todo me salió rápido el cabro, al fin y al cabo es de mi sangre. Tampoco pretendía quedarme mucho rato dentro de la casa, ya que el computador no lo iba a poder ocupar porque estaba con este holandés. Así que tenía pensado pasar un rato a la disquera del Felipe, para que me regalara algún disco de rock psicodélico, esa música ya casi no se escuchaba por acá así que me los terminaba regalando o los vendía súper caros.
-Sentémonos un ratito en la plaza mientras me fumo un cigarro- me dijo

-Será. El que está de visita por aquí eres tú. Más rato podríamos jugar a la pelota.

-No me gusta el football.

Me cagó. Con una sola respuesta liquidó todo el plan "humillación extranjero", aún me queda el último as del mazo: Felipe.

-Podríamos ir donde un amigo que vende cds.

-No gracias, I don't want go… ¿Como se dice?

-Se dice, no quiero hacer ninguna hueva contigo- Le respondí, ahora de qué crestas le hablo a este gringo a lo europeo, no tengo nada más que hacer. Voy a esperar que me diga algo o si no aburrirme todo la tarde en esta plaza. Aquí todo el mundo viene a pasear al perro, otros barren o riegan las entradas de sus casas. Es como la programación día domingo seis de la tarde. Mientras este otro no me habla, prefiero quedarme mirando toda esta gente sin problemas, forradas en plata.

-Te traje un regalo- me dijo sonriendo.

-¿Y como qué puede ser?

-Unas pastillitas de menta traídas directamente de Holanda, son las más ricas de allá.


Se las acepté y me las metí a la boca, no puedo creer que exista un ser más tonto que este. Me da unas pastillitas como regalo y cree que con eso arreglamos todo, yo iba a ser Pedro Urdemales contra el diablo, me lo iba a embarrar fuera como fuera y ahora se me había ido todo a las pailas.
Después de todo las capsulitas no estaban tan malas, picaban harto pero después de un rato empecé a sentir su voz cada vez más lejana, de a poquito se transformaba en un pito que silbaba sobre mi oído, las pupilas se me achicaron a tal punto que veía todo distorsionado, sentía los latidos del corazón, la respiración y como pasaba la sangre por mis venas. A pesar de todo lo que estaba sintiendo pudiera sonar aterrador, lo mío era distinto, había una paz impresionante en mi cuerpo y en mi mente, por un momento dejé de pensar en todo lo que me aproblemaba, miraba a Lars y su sonrisa de cómplice me dejaba aún más tranquilo. Después de todo no era malo este hijito de papá, lleno de euros en su billetera.
Mi mamá salió de la casa, y se asomó a la plaza. Como era de esperar me gritó.

-¡Tomás nos vamos!

-¿Que dijo esta vieja neura histérica?- le dije a Lars.

-Que te vas a tu casa. Bueno un gusto y espero que te hayan gustado las pastillitas- dijo sonriendo-Mañana juntémonos ¿vale?

-Hasta mañana primo, que bueno haber conocido a alguien tan buena gente. Pensé que ustedes los europeos eran mala gente, pero no ustedes son ¡puuuura buena onda!


Luego me paré y me fui volando hasta el auto, me senté atrás y me puse a ver el paisaje. Abrí la ventana y el aire entraba fresco, con olor a campo, como cuando íbamos a la parcela de la abuela. El cielo estaba preparándose para oscurecer, era de esos atardeceres de película, todo color anaranjado y a lo único que le llegaba una luz fuerte era a la cordillera, imponente sobre Santiago y yo estaba súper cerquita de allí. Mañana paso a buscar al holandés y vamos para allá, seguramente no es tan grande como las de Europa pero le va a gustar. Capaz que dentro de su felicidad me regalé otra pastillita.
El auto ya iba bien rápido por Tobalaba, cerca de donde hacen vinos y todo ahí era muy campestre. Por la ventana veía como todo pasaba rápido como cuando uno aprieta fase forward en una película. Estaba feliz, tranquilo. Hasta que ese placer lo arruina la voz de mi vieja.


-Tomasito, hijo, ¿como le calló Lars?

-Bien mamá es re simpatico, hasta me regaló unas pastillas que trajo de Holanda, eran de menta.-respondí

-¿Y como se llamaban las pastillas para encargarle a su mamá?

- No me acuerdo, pero estaban ricas.

11 octubre 2005

Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano.

Ahí en la Victoria
Valparaíso es grande, su gente y cultura también. Es tan grande que se pierde entre los cerros y el mar. Ahí ya casi nadie sabe donde termina ni tampoco con certeza donde empieza. Bajo la arena supongo que también debe haber mar. Valparaíso es tan grande que sus calles desparecen con la noche y sus pequeñas lucecitas iluminan el vacío.
Un día caminando, creí ver a mi abuelo. Años sin cruzar una palabra. Supongo que no me reconoció, así que me di la vuelta y trate de seguirlo. De pronto desapareció con la multitud. Dicen que todas las personas tienen un doble en el mundo, tal vez esta fue la ocasión. Me habían contado que él ya había fallecido hace mucho tiempo atrás.
Ya cansado, decidí ir a sentarme a la plaza de la Victoria. Se supone que ese es el centro de Valparaíso, pero aquí todo parece ser el principio de todo. Tan solo me senté en unas banquitas y me deje claudicar por la humanidad...
A la distancia había un hombre, el parecido a mi era demasiado, estaba sentado con una bolsa de papel de donde sacaba los ideales para lanzárselos a las palomas, ahí estaba él, mi padre. Estaba seguro que lo era y además al muy desgraciado no lo veía hace quince años, y el tiempo no pasaba en vano, las arrugas habían marcado su piel a tal punto que sus ojos ya no se veían, daba la impresión que ahora era un hombre muy infeliz.
Me acerqué y me senté a su lado ofreciéndole mi compañía. Aceptó. No sabía qué decirle ni tampoco cómo empezar, quince años no son pocos, este era mi momento y no lo quería desperdiciar.
-¿Alfonso?- Pregunté.
- Sí, con el mismo- Dijo con una tranquilidad que me sorprendió porque aún no me reconocía, pero tampoco esperaba mucho de él, de todas maneras era un imbécil y no me extrañaría que se estuviera haciendo el desentendido.
- ¿Alfonso Santander?
- No joven, Rodríguez, como la calle.
En ese momento se me cayó el mundo a pedazos, como cuando se quiebra un espejo, la diferencia es que todos esos vidrios, esos fragmentos de mi memoria no los quería limpiar. A veces el recuerdo nos perturba demasiado y esta era mi chance. Quería que en ese momento él fuera mi padre, por esa tarde, ahí en las banquitas de la Victoria donde se juntan las calles que se pierden en el vacío, un vacío que de pronto se me hacía un todo, ese todo que me obligaba a llenarlo con él, el mendigo de la Plaza Victoria.

04 octubre 2005

-¿Por qué filmar una historia, cuando se puede escribir?¿Por qué escribirla, cuando se va a filmarla?-


El último cigarro de los Hilton, tener una cajetilla y darse el lujo de fumar era un privilegio de muy pocos. Pero estaba ahí, tentativo, en la mesita bajo la ventana. Eran ya la once de la mañana y mi palomita aún no pasaba a buscar los discos de Pink Floyd que le había conseguido por medio de un amigo en el mercado negro, tendría que aceptarlo de algún modo u otro frente a ella, me habían costado un dineral.En la radio no dejaban de sonar Víctor Jara y Quilapallun, se me hacía imposible encontrar la sintonía de la radio Agricultura para que la voz metálica dentro de la cajita me diera las últimas noticias del acontecer nacional.Era extraño pero desde que desperté no sentía el bullicio de la gente del centro, esas personas que parecían hormigas caminando de un lado a otro sin cesar. El sol estaba radiante y entraba por la ventana cuya vista daba un costado de la moneda, todo parecía estar tranquilo y en completo orden, ese orden ya se me estaba haciendo poco particular. Algo pasaba y no andaba bien.Ya era un cuarto para las doce, el vicio me ganó, fui a la mesita y saqué el cigarro que estaba guardado hace días en su sobre rojo con blanco, arrugado como una pasa; sin embargo, era lo único que me quedaba.Ensimismado en la labor de encenderlo, sentí un estrepitoso ruido que hizo temblar todas las ventanas del departamento, parecían mas bien gritos que iban y venían, se apagaban en ciertos ratos pero luego volvían otra vez. Mire al cielo y vi dos halcones, con sus alas extendidas al sol, de un color metálico y brillante que enceguecían mis ojos, volaban alrededor de un nido de hormigas, cuyo interior parecía estar vacío. De un momento a otro estos rapaces halados se dejaron caer como peso muerto sobre estos cimientos y el ruido fue cacofónico, molesto para cualquier oído humano.Desde las alturas veía como todo se llenaba de humo en la ciudad, en ese instante comprendí como el smog también tenía su historia. El nido no estaba vacío en su totalidad, tras el fuerte choque de los halcones, comenzaron a salir todas las hormigas corriendo apresuradas hacia distintos lados. Torpes en su pasar, algunas caían y otras que simplemente no se levantaron más. Era un espectáculo de la naturaleza frente a mis ojos, la ley del mas fuerte. Parecía mas bien el juego de un niño tratando de quemar con una lupa los insectos del terrario.Los pájaros metálicos se volvieron a levantar y emprendieron nuevamente su vuelo, escondiéndose tras los cerros de concreto.El ruido cesó, luego vino un silencio de esos que llegan a doler los oídos. Miré nuevamente el nido ya destruido y corrió una brisa, un aire distinto con un olor especial, un olor a pólvora y cambio...