31 diciembre 2007

Ide(a)/ología

Un salto esquizofrénico al vacío.
Una vida desechable a punto de expirar.
Un respiro alienado al mundo
Esta canción que nunca termina, no termina.
El verso por un beso, ficticio.
Como las películas de la matinée.

Los ismos al borde del colapso
Las guerras atómicas por agua,

por aire, petróleo, por religión, por razas, por amor.

Ya no quedan estrellas de rock, tan fugaces y distantes.
Están todas vendidas, adictos al crack.
Los héroes mueren de locos, de sobredosis, no encerrados en una oficina llena de burocracia.

¿Y dónde están los jóvenes que querían cambiar el mundo?
¿O será que el mundo les puso terno y corbata?
Ahora tan solos, ellos asisten a las fiestas de “Gran Moda”

Tus sueños fueron vendidos, tan baratos que ni lo creo.
Malgastas tu tiempo en el teatro de boga,

la música de boga, el ritmo de vanguardia.


Estás embobado con el sin sentido del tiempo que aún no para.
Pero que se puede cortar con un gillette.
El aire espeso, la noche oscura y fiel, son testigos del final de remate
Hoy tu salto a la fama terminó

01 diciembre 2007

"Quiero ver como se consumen frente a mis ojos todas esas memorias..."

escrito en una pared de la ex- carcel de Valparaiso

Nunca creí que podría anhelar más mi libertad. Tener la posibilidad de salir cuando yo quisiera de esas cuatro paredes, de dejar de escuchar historias de asesinos, violadores, ladrones. Es increíble el otro mundo, la otra historia, el encierro y la incapacidad de estar con tus seres queridos. Como lo dijo una psicóloga que entrevistamos con Felipe, un compañero, en la cárcel lo pierdes todo, destruyes tu vida y la familia.

Pronto escribiré un cuento de cada reo que entrevisté. Y se viene el reportaje, el mejor y más complicado que he hecho hasta ahora: “Sexo en la Cárcel”. Es terrible estar solo con un preso, en una pieza de cuatro por cuatro metros y que más encima se olviden que estás ahí adentro, la incertidumbre de que las preguntas lo podían alterar, como cambiaba su rostro cuando habían preguntas que no le gustaban, el gesto de sus manos, el movimiento de los ojos. Miedo y curiosidad.

Con esto el periodismo me gusta más.

09 noviembre 2007

Extravío


Se me perdió la tarjeta de crédito. Sí. Usted pensará: pobre weon. Pero señores y señoras, ¿usted nunca se le perdió nada? ¿Las llaves del auto, de la casa, el control remoto que no se da ni cuenta que lo tiene en la mano? ¿Acaso soy yo el weon o lo es más usted por leer esto?

En fin. El tema es que me llaman todos los días haciéndome interrogatorios, tratando de sacarme el nombre o el apellido, el rut, el tipo de cuenta. La tarjeta está bloqueada, así que ningún peligro, y aunque fuera así, Tengo con suerte cinco mil pesos. Ojala que no me estafen, rezo todas las noches para que no lo hagan.

A usted señor estafador le digo, o al que encontró mi tarjeta. Métete la hueá por la raja a ver si le sacai plata.

Para terminar, un consejo de utilidad. Aporte a la Teletón, las 48 horas de ego televisivo y farándula descarriada se lo agradecerán.
el que sabe sabe
Desnudo en el Tejado
Antonio Skármeta


¿Y qué pretendes?
¿Que viva desnudo en el tejado?

01 noviembre 2007

Muy bueno, se los dejo pa compartir algo que lei hace poquito. Saludos y escribiré pronto
ÉGLOGA
Vicente Huidobro

Sol muriente

Hay una panne en el motor

Y un olor primaveral
Deja en el aire al pasar

En algún sitio
Una canción
EN DÓNDE ESTÁS

Una tarde como ésta
Te busqué en vano
Sobre la niebla de todos los caminos
Me encontraba a mí mismo
Y en el humo de mi cigarro
Había un pájaro perdido

Nadie respondía

Los últimos pastores se ahogaron

Y los corderos equivocados
Comían flores y no daban miel

Y el viento que pasaba
Amontona sus lanas

Entre las nubes
Mojadas de mis lágrimas

A qué otra vez llorar
lo ya llorado

Y pues que las ovejas comen flores
Señal que ya has pasado

12 octubre 2007

El grito de Dover


Por Sebastián Fuentes.


No acostumbro a ir a funerales, menos cuando son tan fulminantes como este. Nadie se los esperó, supongo que ni Jorge Trejos, el difunto, esperaba morir de esa forma tan macabra y sin previo aviso. Sin duda hay algo que no cuadra en esta historia, son los tiempos, y la inusual forma de como manejaron la situación. Murió ayer a las dos de la tarde y lo están enterrando hoy a las tres, trece horas después. Raro.

Inés Carrasco, mujer de Jorge, venía llegando de sacar unos bonos para los chequeos anuales de su marido de 54 años. Eran una pareja callada, nadie los conocía muy a fondo, a excepción de los nuevos vecinos del pasaje que residen en la casa continua a la del matrimonio con los cuales habían entablado una amistad formal.

Tanto Inés como Jorge se conocieron tarde, cuando Inés ya no podría entregarle ningún hijo por su edad. No decidieron intentar ningún método, los dos solteros y sin hijos previos decidieron probar suerte con la vida matrimonial y ellos como única compañía, en una casa que a ratos se les hacía demasiado grande para los dos. Demasiado silenciosa.

El grito fatal quebró la acostumbrada tranquilidad de los días de semana en el pasaje Dover de la comuna de la Florida. Inés, aún con los papeles de la Isapre en la mano, quedó pasmada frente a la imagen de su marido en silencio. Primero lo llamó por su nombre, después con los nombres que le decía por cariño. No había respuesta. Inés recorrió toda la casa y nada. Decidió pasar por las piezas que no se habrían nunca, las de visitas, y ahí estaba, morado, con cara de pánico, la boca abierta y mirando al vacío. El grito se pudo escuchar de toda la cuadra. Afuera la gente se daba cuenta que algo se descuadraba en la monotonía.

Inés entró en shock. Perdió el control por un momento, cuando levantó el teléfono y se percató que no tenía tono. Había olvidado pagarlo la semana pasada. Se acordó de los vecinos y corrió a la casa del lado.

A la hora después una ambulancia del Samu se llevaba el cuerpo sin vida de Jorge, cubierto con un plástico negro, se dirigía a la Funeraria para que lo metieran luego al féretro. Cuando ella llegó donde los vecinos, lo primero que hizo fue llamar a su hermano doctor, para que lo viera. En diez minutos estaba en el lugar, entró solo, luego ella y de apoco le contaba a su vecina que su marido ya no estaba morado, sino verde. Su hermano dijo que ya no había caso, que él se encargaría de todos los trámites.

A las 7 de la tarde, cinco horas después de su muerte, ya lo estaban velando. En la parroquia no habían familiares de Jorge, según Inés, no tenía, era solo. Los únicos llantos, que sólo se escucharon en un principio, fueron de su mujer, el resto se dedicaba a acompañar.
Al día siguiente estaba obligado a acompañar a mis vecinos al funeral, a mi novia en realidad, que fue quien le prestó el teléfono a Inés. Sentía cierta responsabilidad con estar ahí. En el momento del accidente, jamás llegó carabineros y tampoco fue a parar al servicio medico legal. Jorge, sin parientes, murió de una extraña manera; ataque a la vesícula determinó el doctor hermano de Inés. Nunca había visto un muerto en mi vida, hasta ese momento, pero más que un ataque a la vesícula parecía haberse ahogado. El servicio medico legal nunca supo de esta muerte. Al menos eso sé.

03 octubre 2007

Lo más sutil de Alamedas, le siguen achuntando a las letras, esta me llega a ratos. Bunisima

les dejo el link para que lo vean y me comentan.

08 septiembre 2007

¡Viva Chile!
¿De dónde nace, en una semana, ese fervor patriótico?

No me extraña que dentro de esta semana, salgan los patriotas, los chilenos de verdad. Porque para ser chileno hay que comer empanadas, tomar chicha, encumbrar volantines y bailar una buena cumbia –porque ya re poca cueca tocan en las fondas -, todo en base al consumo. Para ser chileno hay que pedir el aguinaldo del 18, porque aunque esté cara la carne igual hay que pegarse un asadito.

Este alimento, del chilenismo, se va construyendo día a día. Canal 13 lanzó su saga de Héroes, donde hay bastantes sucesos que distan mucho de la realidad de aquellos tiempos, el error de la bandera en la película de O`Higgins, ¿creen ustedes que Carrera le haya pegado una cachetada a Don Bernardo?
No sé, creo que las películas tratan de llenar aquellos espacios vacíos de la historia de aquellos personajes, lo cuál no está mal, pero han tratado de llenar con romances y ese tipo de cosas que ayuden a subir 3 o 4 puntitos el rating, para hace la historia más entretenida, más sabrosa.

Ahora con este suceso de Héroes, les han sacado el jugo a todo lo comerciable, cartas, álbumes, banderas.

Así se alimenta el falso patriotismo, porque estoy seguro que no todos saben bailar cueca o ¿saben realmente lo que se celebra el 18 de septiembre? Si se responden que fue la independencia de Chile, están lejos de acercarse a la realidad. La verdadera independencia se logró el 12 de febrero de 1818, cuando Bernardo O'Higgins se reunió en Talca con José de San Martín para firmar el "Acta de Juramento de la Independencia", redactada por Manuel de Salas, Juan Egaña y Miguel Zañartu.

Pero no se celebra ahí porque la mayoría está de vacaciones, entonces es un feriado perdido. Por eso lo ponemos en septiembre, además se hace más cortito el mes y hay vientito y estamos previos al equinoccio de primavera, más bonito.

Disto mucho de lo que es ser chileno, el verdadero chileno no usa chupalla, porque los que usaban chupalla antes eran los dueños de fundo, los explotadores, los que bailaban cueca en salón. Los que bailaron después al ritmo de los 4/4 o los huasos Quincheros.
La verdadera cueca está en el pueblo, embarrados y con tierra. Lamentablemente, todo se arrastra, todo termina vendiéndose.

Aunque de pronto se me produce una dicotomía. Hay un funcionario público que en cada foto formal presidencial, él se pone su atuendo de huaso elegante, es el único con chupalla, manto y espuelas. Se podría decir que es realmente chileno, ¿es ser chileno usar ropa de huaso? o ¿es ser chileno ayudar a los necesitados, luchar por una igualdad, por terminar con el chorreo, el salario justo, el ético, el básico, mayores privilegios a las etnias? porque a ellos si que los dejamos de lado, porque en la foto presidencial o la estampa de Chile, no sale el Mapuche o el Diaguita o el Alacalufe, porque es moreno. Sí, por eso, porque en este país aún se discrimina, se aparta y se deja de lado.

Les dejo una pregunta ¿qué es para ustedes ser chileno?

Por eso alcemos nuestras copas y brindemos con una buena chicha y empaná en mano para decir: ¡viva chile mierda!

regalito:







05 septiembre 2007

Placer entre sabanas

Para ser prostituta Vip: hay que hablar bien, vestirse a la moda y usar perfumes caros, ir al gimnasio y cuidarse el cuerpo con cremas y accesorios. Algunas dominan idiomas y sus clientes pueden ofrecer elevadas sumas de dinero para solo pasar un rato agradable.

Por Sebastián Fuentes

Nubi tiene todo para ganar. Tiene un Peugeot rojo 206 nuevo, es del año pasado, está terminando la carrera de kinesiología en una universidad privada – que no quiso mencionar – y si se esfuerza, una vez egresada, podría llegar a ganar $ 635.093 pesos mensuales. En la semana reparte su tiempo entre los libros, la familia y el trabajo “entre estas tres cosas me queda muy poco tiempo para descansar”, comenta.

Es rubia, tiene 23 años y tiene un cuerpo que hasta una argentina envidiaría. Su figura es su fuente de ingreso, es una dama de compañía o en otras palabras una prostituta Vip. Trabaja lunes, miércoles y viernes, de tres a once de la noche y el sábado las 24 horas, “el domingo es exclusivo para mi familia, lo dedico a mis padres y el celular se apaga” comenta mientras pide una bebida al mozo del restaurant.

El tema de la prostitución le venía dando vueltas desde que salió del colegio. Dio la prueba para ingresar a la universidad y no le alcanzó para una estatal, “ahí el mundo se me vino encima, yo lo único que quería era una tradicional, además el costo para mis papás igual era alto”, pero eso no fue lo que la llevó a entrar en este mundo, “mis viejos me costearon la universidad hasta el segundo año, después mi viejo se quedó sin pega y yo decidí trabajar para poder seguir estudiando. Soy linda y quería ganar plata fácil y rápido, me metí a una agencia de scorts y los llamados empezaron a llegar solos”. Al principio no le fue fácil “miraba a los tipos desde lejos, yo les decía que teníamos que juntarnos en algún café y los miraba, tenía miedo, pero los chilenos son tímidos” comenta.

Las cosas para su familia se arreglaron casi a los tres meses que empezó en trabajar. Su papá encontró trabajo y volvió a costearle los estudios de inmediato. Pero el gusto por la plata la hizo seguir trabajando. Cuando llegaba a fin de mes, en un principio, ganaba un millón de pesos, después decidió darle un poco más de tiempo al asunto y en un mes llegó a ganar tres millones de pesos, “ahí caché que el asunto era más que nada por la plata, no sólo es sexo en este asunto, muchas veces me han llamado para conversar o para que los acompañe a algún evento. Los hombres son muy precavidos y no contratarían a cualquier mujer para que vayan con él a una fiesta. La idea es que no se note que soy puta” explica entre risas.

En la universidad nadie sabe que se dedica a esto y su principal miedo. Cada vez que suena el teléfono ruega porque no sea algún compañero, para eso tiene dos celulares, uno para el trabajo y otro para los amigos. Ha pololeado, pero son pasajeros, no se imagina aún con una pareja estable además por lo que hace, sería complicado que la otra persona se llegara a enterar. Frecuentemente se hace controles de sida, para no correr riesgos dice que “muchas veces mis clientes me han ofrecido hacerlo sin condón, me han ofrecido millones, pero la cosa es la seguridad, por eso ni por toda la plata del mundo aceptaría”.

El teléfono de pronto le suena, “amor…sí, puedo ir de inmediato…tu departamento…ok corazón, nos vemos”, corta. “Es hora de partir”- me comenta- “mi cliente me trae un regalo del extranjero, generalmente son joyas…pero sabes qué, siempre son falsas” dice como en secreto y, entre risas, se va del local.


La licenciada

- ¿Aló?
- ¿Con Joly?
- Sí bombón, ¿qué quiere de mí?
- Una entrevista.
- ¿De cuanto estamos hablando?
- Ahí está el problema.
- Lo siento, el tiempo es plata…

Joly es full time, egresó de arsenaleria en una universidad privada- que tampoco quiso mencionar - y ahora se dedica de lleno en la prostitución, sabe hablar ingles y algo de francés. Si estuviera trabajando ganaría quinientos mil pesos a todo reventar, como dice ella. Por eso decidió trabajar en esto y no lo hace por necesidad sino que le gustan los lujos y las cosas caras. Se compra perfumes de marca, ha podido viajar a Brasil, Argentina y Ecuador acompañando a clientes; que además de disfrutar los viajes, son con todo pagado.

Le ha tocado atender a futbolistas y a políticos. Esta rubia cuyas medidas son 105-65-95 tiene claro que el mundo se mueve por plata y por ningún motivo va dejar de hacer lo que hace “esto es una cuestión de belleza y de ser buena en la cama, hay que sacarse provecho a como de lugar. Abrí hace poco una cuenta de ahorro para guardar la plata que voy ganando. Nada está asegurado” comenta.

A sus 26 años - lleva 6 en el rubro- le ha tocado atender desde despedidas de soltero hasta modelar en eventos de empresas. Empezó en un café con piernas, pero uno de los clientes le dijo que podía sacarse más provecho si se metía a una agencia de Internet. Entró, se registró con unas cuantas fotos y listo. Grito y plata.

En su familia nadie sabe que trabaja en esto, pero sí saben que tampoco ejerce su profesión “a mi papá le da lata, porque me pagó la carrera y todo, de hecho me regaló un auto con mucho esfuerzo cuando me titulé”, explica.

A la Joly si no le pagan habla poco, el tema es que primero se desembolsa el dinero y después uno puede hacer lo que se de la gana, “me ha tocado veces que los tipos se han querido ir de mi departamento sin pagar. Por eso, primero la plata en efectivo o me la depositan previamente en una cuenta que tengo en el banco. Así las cuentas claras y todo bien”. Su agenda es apretadísima, alrededor de cinco o seis reuniones de trabajo en el día, a veces tiene que ir al mejor postor. Su sueldo no dista mucho de un gerente, gana alrededor de 5 millones mensuales he incluso ha llegado a los 10 millones.

Está algo apurada -como la entrevista es gratis - trata de contestar rápido y dejar sonando su celular “vez que el tiempo es oro. Parezco acelerada pero puta que disfruto mi trabajo”.

25 julio 2007

Carrozas de Sangre


Todas las noches esperábamos, tranquilos y en silencio, el paso de la diligencia. Los González por un lado y nosotros los Carreño por el otro. Con lo rifles, pesados por el metal y su madera, apuntando, apuntando el vacío de la noche. Silencio. Los árboles se quebraban con la fuerza del viento. Los caballos entrenados para soportar el tedioso momento, esperaban tranquilos.

- Fiuh, qué pa` allá abajo gancho- gritó uno de los González.

-Shht. No sea estupido, no ve que cuarquier momento llega la dirigencia- contestó uno de los míos.

El silencio era siempre el compañero de las noches. Los botines siempre se repartían en partes iguales, tanto para nosotros como para los González, y un tercio de eso iba para la causa independentista. Más que mal le robábamos a los Realistas.

-¡Ahí vienen primo!

-¡Apunta en silencio, mierda!- respondí.

El carruaje venía vacío. Lo hicimos parar, los caballos estaban vueltos locos, relinchaban nerviosos, pareciera que algo les había pasado antes del cruce.

-Que pasa ñore`- me preguntaron.

- No sé Luchín, pero me huele a que algo anda mal acá- contesté.

- Que uno de los González abra la carreta pueh`, no son tan choritos – habló uno de mis cuatreros.

- Táte callao Juancho no ví` que esto se teje mal, pa` mí que jue la muerte - contestó Ramón González, el líder de la familia – mira como están los caballos, endemoniaos-, agregó.

Uno de los míos abrió la puerta y sólo encontraron cajas vacías, la carne de los soldados estaba pegada a la pared. La sangre escurría espesa y las entrañas adornaban el carruaje al interior. Uno de ellos tenía la cabeza reventada, la mandíbula dislocada y sus ojos estaban reventados, envueltos en un espeso líquido blanquecino. El olor era putrefacto.

- Er coluo obró aquí ñoré – dijo Ramón – mire como están no ma`, ni un animar hace eso- agregó.

- Respeto a la noche ñore, yo le dije ya, hace ratito que teníamos que cortarla artirito con la cutión, así nos responden los de arriba – habló Luchín.

Decidimos ir al escondite, le rezamos a la Virgen y nos encomendamos a los Santos. Esa noche se prendió un fogón y matamos un chivo, todos bebimos su sangre, el niachi. Fuimos a nuestras chozas y abrazamos a nuestras señoras y a nuestros hijos, nos regresaron todos nuestros demonios y las creencias muertas. El día de San Juan llovió Toda la noche

12 junio 2007

Te amo

No sé que hacer. ¿Lo llamo? No mejor no, na que ver que lo moleste, debe estar con sus amigos. ¿Y si está con otra? Hay que maricón sería. No, Martina, relájate si no va a pasar nada malo.

Lo llamo entonces. Ay me da cosa, ¿y si no contesta? Igual es temprano. Las nueve. Debe estar durmiendo. Debió haber salido a carretear ayer con los chiquillos. ¿Y si me cagó? ¿Y si se curó y me cagó? O ¿Si una de estas maracas de medio pelo se le lanzó a los brazos de él?

Sí, estoy segura. Apuesto a que andaba curado caminando por la playa de Algarrobo. Seguramente se quedó sentado en una fogata tocando guitarra, tomando piscola en una botella de Coca- Cola y cantándole a todos los desconocidos. Puta, quien me manda a meterme con un artista. Me cagó, estoy segura. Me cagó, me cagó, me cagó, ¡Uy la tonta histérica!

Ya, llámalo. Me estoy haciendo puros caldos de cabeza…No, no puedo hacerle esto. No tiene la culpa. se va a preocupar de más. ¿Y yo? ¿Cuándo me preocupo de mí? Siempre él, que la cartita, que la ida al cine, que el cumple mes, todo le recuerdo yo. No me quiere. Sí, eso. No me quiere, no me quiere, no me quiere.

En fin, me cagó.

Estoy desesperada. Lo voy a llamar, ahora sí que sí. No, muy desubicado, si se fue ayer no más.

No es capaz de hacer tanto, no se la puede. Eso, no se la puede, muy poco tiempo. Pero sabe tocar guitarra. ¡Ay! eso le gusta a las minas, caen al tiro.

Por qué lo dejé ir. Debí haber puesto cara de perra muerta. Puta que soy tonta. Debí haber sido más vivaracha. Bueno, me queda la confianza. ¿O no? Ay no sé. ¿Qué hago?

Lo llamo, ya sí lo voy a llamar. Pero ¿qué le digo? Lo hecho de menos. Piensa, piensa, piensa, qué le digo. Lo amo. Sí que lo amo. No, muy evidente. Lo quiero acá en Santiago. ¿Qué le digo? No lo quiero allá con todas esas minas que se juran hippientas y le invitan hierba. No, él no fuma. No fuma, no fuma, no fuma. Bueno, sólo un poquito. Ay no. Fuma harto.

Marco, ya sí. Está marcando. No, mejor que no. No sé, ¿qué le digo? Lo echo de menos, mucho, mucho. Lo amo sí, lo amo, lleva poco tiempo lejos y ya lo quiero cerca. Eso es bueno ¿o no?

Ya ahora sí. Lo voy a tener cerquita. Es mío. Mío, mío.

Le voy a tener que mentir. No importa, él me miente. Sí. Es un mentiroso de mierda, le voy a devolver la mano. Lo extraño. Le voy a mentir. Tiene que estar en Santiago hoy mismo. A mis pies, sí.
Él me extraña, estoy segura. Está pensando en mí en estos momentos, me ama. Me ama, me ama.

Está marcando. Ya, ahora nada de amariconeos.
Ahí contestó….

- Roberto. Estoy embarazada.


23 mayo 2007

La hora de la papa

“…Yo amo y dios de este universo ordeno la creación del nuevo gobierno de Cagliostro, mago y señor del Surrealismo para fin de amansar y mantener bajo el yugo a los ciegos incultos, irreverentes que caminan por este país sin calles de cemento, con caballos montados por simios con varas largas…Yo amo y señor de este universo ordeno el exilio para todos los reprimidos mentales, enfermos de odio y sedientos de envidia. Estos serán trasladados a las Islas Derroca, donde pasaran sus días haciendo hoyos en la tierra para encontrar agua, comerán exclusivamente sus suelas de zapatos y cuando estas háyanse acabado, sus carnes serán el mejor festín que podrán comer en su miseria.
Las putas, les ordeno que se hagan monjas, los curas pederastas. Ordeno libertad para los presos políticos, los indígenas se les entregaran la mitad de las tierras del país. De ahora se impartirá el mapudungun en todos los colegios, el ingles dejará de existir en las aulas de clase. Ahora cualquier movimiento de más de tres personas será sancionado con la muerte. Con la pica. Yo amo y dios de este universo, ordeno la desaparición de todas las instituciones públicas, se regirá por la ley de Talion, los más débiles irán presos por débiles, a los ricos se les quitará su patrimonio para ser entregado a la clase media. Los límites del país serán regidos por ordenanza mía y a mi gusto personal…la constitución…la consti…..la cons……la co.......la……….

”Gutiérrez despierte, es hora de la pastilla”

15 mayo 2007

Feliz día

A los que no entienden mucho de lo que pasa en el mundo
a los inocentes.
a los niños.




-¡Déjame hacerlo Papi! – dijo Manuel, que con sus pequeñas manitos movía la palanca que bajaba el féretro hacia la tierra.

Nadie de los presentes aguantó la imagen. Todos se quebraron. Manuel o Manolito, como le decía su mamá, no entendía muy bien la situación. El escenario era completamente nuevo para él, jamás había visto tanto gris y tantas esculturas en un lugar perfecto para jugar a la pelota.

- Papá, ¿por qué enterramos a la mamá, si se supone que debe subir al cielo?

- Es que no es este cielo que todos vemos hijo, es más arriba, en otro lugar. No es el cuerpo el que sube, es el alma.

- Ahh… sí, eso del alma me lo dijo el tío de la clase de religión. Todos tenemos una, ¿cierto papi?

-Sí hijo, todos tenemos una.

Samuel miraba como su mujer se iba dentro de una caja de madera, como se perdía todo lo que se había construido. Veinte años de matrimonio, doce felices, ocho luchando contra la enfermedad de Sarita. Un cáncer de mamas detectado a tiempo, una partícula que quedó dando vueltas por el cuerpo, la misma partícula que se ramificó y la terminó destruyendo lentamente.

-Papi, ¿por qué hay tantas esculturas en una cancha de fútbol tan grande?

- Hijo, esto es un cementerio, aquí se entierran los cuerpos de la gente cuando ya no tienen alma- Respondió Samuel con los ojos llorosos.

-Cuatro hijos me dejaste – pensó Samuel – que voy a hacer con ellos – se decía mientras el sacerdote daba las últimas palabras.

El vaho salía con más fuerza de la boca de cada uno de los presentes. Un paraguas se abrió entre la multitud. Luego fueron muchos que, como una danza de cuervos negros, se iba desplazando a la salida del cementerio.

A Manolito todos les daban besos, lo abrazaban y le daban dulces. Él aún no entendía el porqué, pero sí le hizo recordar el día viernes, mientras estaba en el colegio celebrando el Día de la Madre. Su presentación aún no comenzaba y escondido detrás del escenario trataba de encontrar a su mamá dentro del público. Estaba disfrazado de angelito, su pelo rubio combinaba perfectamente con el traje blanco, con su aureola dorada y sus pequeñas alas que había hecho con tanto trabajo Sarita.

De pronto una de las tías del Kinder apareció, lo abrazó y le dio un beso en la frente. Le dijo que su mamita no podría ir a la ceremonia, que se tenía que ir a la casa, que el papá lo estaba esperando afuera. Manolito miró al suelo, se sacó la aureola y en su mochila guardó el portarretratos hecho de tallarines.

10 mayo 2007

Té Para tres

Entrada la tarde, cuando todos apagan los computadores de las oficinas y cierran los cajones de sus escritorios y se aglomeran las personas como hormigas en azúcar en el metro, Roberto Lira la esperaba como de costumbre en el bar de Republica. Aquel era el lugar de encuentro. Sus trajes formales no se camuflaban con los desarreglados universitarios, de todas maneras nadie mayor de treinta años se atrevería a entrar a ese tugurio.

Roberto pidió lo de siempre, un whisky del más barato con dos hielos y para ella un vaso de Coca – Cola. Varias veces pensó en echarle algo al vaso para que ella se decidiera de alguna vez. Pero sólo se sentó al lado de la ventana que daba a la calle a esperar.

-Hola Roberto – dijo acelerada – no pensé que me demoraría tanto es que mi jefe…

-No te preocupes – respondió él – lo importante es que ya estás acá. Te pedí lo de siempre.

-Gracias, pero hoy no, quiero tomar algo más fuerte.

Llamó al mozo y le pidió un Bloody Mary, él muy gentil le respondió que no vendían tragos tan sofisticados. Entonces, pidió el whisky más caro – Con dos hielos porfavor, igual que él – agregó.

- Que rico verte, hay tantas cosas que tengo que decirte. Martín se va de viaje con los niños este fin de semana, a la casa de su mamá en Temuco. Me quedo completamente sola y pensaba….

- No, se acabó. Me aburrí de mentir.

- Pero no le mientes a nadie.

- Me aburrí de ser el hueón buena onda, la reunión de trabajo, la ida al gimnasio, el happy hour con tus amigas…me canse de ser la excusa.

- Martín yo creo que ya sospecha.

-Espérate un segundo, ¿todavía no le dices nada?, Andrea, por favor, llevamos más de un año así, encontrándonos donde mismo y tomando lo mismo de siempre, tú hablando de tus niños y yo hablándote de que mi casa se hace demasiado grande con el tiempo…que podrías perfectamente….

- Es que Roberto….entiéndeme, para mí no es fácil

- Para mi tampoco y por eso no entiendo porqué no le dices de una vez por todas a ese sinvergüenza que estás conmigo.

- Me da miedo…

- Le tienes miedo a la paliza…

- No es eso…es que….

-Estás confundida…

- No sé…

- Nunca sabes nada…

- Te amo – respondió ella.

- ¿Quieres otro whisky? – preguntó Roberto.

- No me salgai con otras hueás – respondió furiosa Andrea – no te das cuenta que lo arriesgo todo estando contigo.

- Pero aún así no quieres perder ni pan ni pedazo, arriesgas lo uno o lo otro, pero nunca pierdes…tú nunca pierdes.

Algo vibra en la mesa, es el teléfono de Andrea. Contesta.

- Aló…Señora Olguita, cuénteme, qué pasa…Cómo que no hay nada para la comida…Ingéniesela pues… Martín debió de haber llevado la mercadería… Cómo que no está… ¿le dijo algo?...Ya…déle la papa al Mati…ya…igual usted... Chao…

Dejó el celular en la mesa y pidió la cuenta al mozo. Tomó su cartera y miró algo desesperada. Esperaba que Roberto digiera algo. Silencio Incomodo. Andrea de pie lo miró con ojos de pena.

-Me tengo que ir – dijo Andrea.

-Ya me di cuenta – respondió Roberto – ¿nos veremos luego?

-Quien sabe…

-Tú nunca sabes nada…

- De eso sí estoy segura…

Andrea se dio media vuelta y bajó las escaleras. Un par de estudiantes ebrios se dieron vuelta para mirarle el trasero. Sonrieron. Ella no se percató.

Por la ventana Roberto vio un auto blanco estacionado frente al bar. Andrea caminó en esa dirección. Se bajó un hombre de mediana estatura, se saludaron de beso en la boca. Ella subió y el también. Estuvieron detenidos unos quince minutos. Luego, se encendió el motor y un fuerte ruido de neumáticos se sobrepuso a la bulla del lugar. Aceleró a fondo, pasó un semáforo en rojo y se perdió entre los árboles y la tenue oscuridad.

Roberto sonrió con maldad.

- Mozo…Un whisky del mismo con dos hielitos y un vaso de Coca - Cola por favor.

06 mayo 2007

Viaje espacial

No perdía nada intentándolo de nuevo, tomó su casco, su capa y entró al orificio que lo llevaría a la luna por un rato.

Suspendido en el aire y con los ojos bien cerrados, recordó las palabras de su padre.
El viento en la cara lo hizo volver al día en que sacó los tres mil pesos bajo el colchón y el bolso que llevaba mucho tiempo arreglado. El día en que Ricardo decidió irse de la casa.

Sentía la gravedad en su cuerpo, la red de contención se hacía más grande. Iba a caer.

El Mapocho esconde más cosas de las que parece, ahí habitan los NN y Ricardo era uno más. Pero él quería aplausos. Y los tuvo.
Se levantó de la red y abrió los ojos.

Silencio.

“Ya Richi, ese estuvo bueno, vamos otra vez”.

Bajó de la red y tocó la cicatriz que cruzaba toda su espalda y, en un circo vacío, una lágrima se camufló en el maquillaje del hombre bala.

03 abril 2007

Paseo en camilla
En una larga bandeja, metálica y helada, yacía Sofía. Ni la sutil lágrima que recorría su mejilla logró hacer que el médico forense evitara prender la cierra eléctrica. El agudo sonido recorría cada rincón de la sala, rebotaba por las blancas baldosas y hacía mover la sangre de otros muertos en el piso.

Nicolás González usaba la mascarilla de costumbre, cerca suyo tenía un cenicero con varios cigarrillos a medio terminar, a nadie le molestaba el humo, el único que respiraba en aquel salón de la morgue era él. Caminó unos pasos y observó el cadáver, miró largo rato sus ojos perdidos, sin reflejos. González estaba acostumbrado a no ver nada a través de los ojos de sus pacientes, la muerte se llevaba hasta las imágenes que se reflejan cuando uno mira detenidamente en ellos. Pero con Sofía era distinto.

Acercó la cierra hasta el punto de tenerla entre las cejas de la mujer, cuando de la nada los dedos del muerto comenzaron a moverse. Luego vinieron los ojos que pestañearon y finalmente fue un respiro desesperado por recuperar el alma que vagaba por el pabellón.
González soltó la máquina y salió corriendo por la puerta giratoria que daba a un largo pasillo en el hospital, lo único que las enfermeras pudieron escuchar fue Catalepsia.

Sofía aquel día no tenía nada que perder, había un buen sol y todo un mundo por recorrer, observó como los jardineros regaban el pasto y como los niños jugaba a la pelota en el parque. Se sentó en una banca y contempló todo como si fuera la última vez, se cuestionó quizás más cosas de las que se habría preguntado en un día común. Tenía la impresión de que ese día sería distinto al resto.
Sentía un pequeño dolor de cabeza, punzante a ratos, pero nada fuera de lo común. Decidió caminar, para oxigenar el cuerpo, pero entre una y otra respiración se comenzó a sentir liviana y frágil. De pronto, todo se fue a negro.

Despertó mirando el cielo, pero por más que quería moverse no podía, solo veía nubes y una que otra persona que la miraba. La tomaron y la subieron a una camilla, el paramédico del Samu, mientras la tapaba, le comentó al chofer de la ambulancia “Desconozco la causa, sólo pondré en el diagnostico muerte natural”.

31 marzo 2007

Guardar silencio para tratar de entender, callar para siempre si es necesario.
No hablar mucho, simplemente observar, analizar, estar ajeno. Desde otra perspectiva.
Desvelarse y sumergirse en la oscuridad propia, conversando con los demonios internos, esos que hablan, que atormentan, que traen nostalgias y recuerdos perdidos. Hablar solo, responderse al mismo tiempo.
Una conversación que da vueltas. Algo que entendí hace rato, pero no he encontrado el momento para que sea perfecto, no lo quería echar a perder, pero se arruinó de todas maneras. Otras frases se quedan más en la cabeza, se desdibujan, se arman de nuevo, se crean historias del “que será después” “qué pasará”, esa incertidumbre, ojala fuera adivino para saber si todos estas historias son reales o son inventos o si las frases tienen un significado real o están mal planteadas.
Esas ganas de gritar, de correr, de sentir el viento en la cara, de asombrarme hasta por el sol que sale siempre, se está perdiendo, me siento encerrado, me encerré en un mar de preguntas y me ahogo al no encontrarles respuestas, en pensar tanto.
Exploto por dentro, grito en silencio, no tengo todos los días una sonrisa…¿Qué me pasa?

24 marzo 2007

Superman

Un fuerte clic en su espalda le dijo que no era el hombre de acero y en el suelo, mirando el cielo, recordó que tampoco podía volar.

20 marzo 2007

La Hora


Llegamos al punto donde cayó el avión al mediodía. El aroma de la carne chamuscada nos había conducido al lugar preciso, como le ocurre a los carroñeros con algún cadáver disponible. En las cercanías, un individuo pálido y de expresión demacrada, enfundado en un abrigo negro, apuntaba algo en una libreta o hacía bosquejos de la escena, no nos quedó claro al principio.

Martín Gutiérrez era el primero en la fila de la expedición de rescate, la selva es tan impredecible que es necesario que alguien tome el liderazgo y abra camino entre las plantas y árboles de la verde espesura. Él, como todos, tenía la certeza de que nadie se encontraría vivo, nadie, a excepción de este hombre.

Los paramédicos comenzaron a buscar algún sobreviviente entre los escombros. Gutiérrez, en cambio, se sentó al lado del joven pálido, sacó su cantimplora y bebió las últimas gotas de agua, con su brazo izquierdo se limpió el sudor de la frente. Luego, se preocupó que nadie lo mirara y chupó la transpiración hasta que su brazo volviera a quedar seco.

- Veo que tienes calor – Habló el chico de negro.

- Sí y mucha sed también- Respondió con toda tranquilidad Gutiérrez – Y tú, ¿qué haces aquí?- Agregó.

-Yo, bueno, tomo notas. En realidad saco cuentas, pero los números no me cuadran – Respondió el pálido joven.

-¿Cómo es eso?

-Sí, números, acá todos son números. En el avión deberían haber sesenta y cinco muertos, pero yo sólo marco sesenta y cuatro. Hay uno que no cuadra, probablemente no subió nunca al avión.

Gutiérrez se puso pálido, comenzó a temblar.

- ¡Acá no queda nadie jefe! – Gritaron en conjunto los paramédicos.

Gutiérrez sólo atinó a levantar la mano señalando que había entendido el mensaje. Aquel día, muy temprano, él debería haber abordado ese avión, rumbo a Manaos, una ciudad en medio de la selva amazónica del Brasil. No alcanzó a subir, pero sí su maleta y eso era lo que lo tenía ahí, en medio de la nada.

11 marzo 2007

Renacer


De pronto paf!, todo explotó en un segundo y no hubo ningún previo aviso. Un corto circuito, no fue externo, todo se sentía adentro, se desvanecía, se alejaba y reventaba en partes.
Corazón acelerado, realmente desagradable, todo terminaba, un asco. Las manos temblaban y transpiraba helado.
No hubo una luz al final del túnel, pero sí una mano que me tomó antes de caer. Me agarró fuerte y no me soltó hasta al final, todavía lo hace y lo sigue haciendo como la primera vez.

Me sentí perdido, calles que no conocía pero que había recorrido un millón de veces. Era como aquel niño que se pierde en la playa en época estival. Muchas caras, todos desafiantes. Estaba frágil, todo me era agresivo, las cosas se me hacían violentas y yo débil, indefenso.

Volví a la normalidad, resucité, nací de nuevo en dos días. En partes, pero al fin y al cabo retornaba, y a ser el mismo.

Comprendí que todo podía acabar en un segundo, y todo podía volver a la normalidad. Aquel todo se me hizo nada de pronto, se derritió como un hielo al sol, y se volvió a endurecer, pero esta vez para no desaparecer más. El todo se me hizo de pronto subjetivo, todo se hizo volátil, pasajero, efímero. Me vacié y me volví a llenar.

Simplemente gracias, por estar ahí, en el momento preciso, gracias por estar siempre, por sonreír y preocuparte, por darme esa alegría, esa inspiración que me hace escribir, pensar, soñar. La magia está en creer ciegamente en el otro, en creer en todo, en lo posible y lo imposible, en lo cercano y lo lejano. Creer en nosotros y ayudarnos, porque solos nunca estamos, 3 días en aprender, 5 horas para asimilarlo, un segundo para volver, un latido para aterrizar y no dejarme vencer…

23 febrero 2007

Radar
Estaba perdido, corría por los pasillos desesperado, gritaba angustiado “mamá, mamá”. Sus chalitas sonaban rápidas y de pasos cortos. Él sólo veía piernas, no tenía la altura suficiente para asomarse entre las cabezas de la gente, desaparecía entre las grandes planchas de madera y los fierros y las cosas de la ferretería. Sólo se escuchaba su delgada voz diciendo “mamá, mamá”.

No había respuesta.

La música ambiente no paraba de sonar, no se bajaba en ningún minuto para que alguna madre exasperada llamara a su hijo por el alto parlante. Todo seguía como si nada.

Ahora el llamado se transformaba en llanto, el lugar se le hizo un mundo desconocido, alienado. Decidió no moverse más y que sus gritos fueran escuchados por alguien.

No había respuesta.

Los vendedores no atinaron a nada, la gente con sus hijos chicos tampoco, nadie se puso en la situación de él. Las madres tomaban de las manos a sus niños, él sólo lloraba.

Se acurrucó entre unas alfombras, sollozando, mirando sus pequeños pies sucios. Se dio cuenta que estaba solo, que su mamá no llegaría, tenía ganas de abrazarla, pero se tenía que conformar con abrazar sus piernas. A ratos volvía a gritar “mamá, mamá. Cada vez su voz era más débil, se esfumaba con la música y los ruidos de las personas.

Se levantó de su lugar y, como las alfombras estaban en altura, eran muchas, pudo ver sobre las cabezas de la gente. Gritó otra vez “mamá, mamá”.

Un guardia de seguridad lo vio, lo tomó de la mano y lo llevó a informaciones. La mujer que atendía le preguntó su nombre, el dijo Damián. Le preguntó el nombre de su mamá, el contestó que se llamaba Mamá.

La música se apagó y llamaron por alto parlante a su mamá por el nombre del hijo.

No había respuesta.

Llegaron carabineros y el niño seguía solo. Yo terminaba de pagar en la caja unas cortinas y el seguía mirando a todos como extraños. Una señora le regaló un helado, el lo aceptó, pero no lo lengüeteaba, se derretía entre sus dedos, el agua le manchaba la polera y sus pies.

Nadie lo miró, llegaba más y más gente del personal del lugar que le hacía preguntas, él volvía a llorar.

Era tarde, estaban cerrando el Homecenter y ninguna madre se había devuelto a buscarlo en las cosas perdidas, nadie sintió su ausencia. Los gritos fueron en vano, nunca hubieron respuestas, solo estaba perdido.

07 febrero 2007

Tercera y media parte



-El carné cabritos, aquí no pasan pendejos. Habló el Gorila.



-Calmao flaco, si no somos cabros chicos. Respondió el Negro, buscando en su billetera la tarjetita que lo dejaría pasar. –Puta no la encuentro- Agregó.



-Cagaron los huevones, así no pasan.



-¿Y sí te muestro el pase de la Universidad? Respondió el Negro.



-No, carnet o nada.



-¿Y si te muestro este otro? Le dijo el Flaco, golpeándole el hombro en señal de broma.

Luego, pescó su carné y se lo refregó en la cara, el guardia se molestó bastante, frunció aun más el seño y lo empujó.



-Ya pendejos, se la buscaron.



El gorila tomó la mano del Flaco y le hizo una llave que lo dejó todo doblado en el piso.

Gritaba como desesperado.



-¡Suéltame conchetumadre! ¡Ayudame po Negro culiao! Gritaba.



El Negro se le tiró encima y le pegó pleno combo en la nariz. El guardia ni se inmutó, con la otra mano le pegó un codazo en el estomago. El Negro quedó sin respiración en el piso.



Poco a poco la gente se iba reuniendo alrededor para presenciar como la mole vencía a mis dos amigos. Yo me largué a correr, a veces pienso que soy bien maricón para estas situaciones, mientras corría se me vino a la mente lo que pensé en el mirador “El marqués de Santiago”. Respiré profundo y corrí devuelta. Tenía que salvar a mis amigos.



Mientras iba corriendo, por esas casualidades de la vida, encontré un fierro botado en un paradero de micro, lo tomé y partí a la entrada del Andrógenos. Por cada paso que daba me sentía más héroe, como si esta noche estuviera destinado a salvar el mundo. Las pisadas eran seguras, aunque me tambaleaba un poco por las piscolas de la botella. En mi mente sonaba una canción casi como de película. Era Queen. Flash - Ah - Saviour of the universe / Flash - Ah - He'll save ev'ry one of us.



Mi cuerpo se sentía con súper poderes, como si el fierro que tenía en mi mano era el martillo de Thor o la espada Escalibur. Mientras me acercaba, podía ver como mis amigos resistían los golpes y como ellos lanzaban unos pocos al aire. Quería matar al físico culturista.



Me hice paso entre la gente. El guardia no se percató de mi presencia, estaba arrodillado pegándoles.

-Oye gorila culiao! Le grité.



Miró hacía arriba y le di un fierrazo en plena mandíbula, el golpe se sintió por toda Plaza Italia. La gente que estaba alrededor abrieron los ojos y lo único que dijeron a coro fue: Uuuh. El tipo cayó al suelo, de su boca salía sangre con unas pepitas blancas. Seguramente le quebré unos cuantos dientes.



El Negro y el Flaco se pararon y me miraron con una sonrisa, su cara parecía un puré de tomate, estaban rojos e hinchados. La gente de apoco se dispersaba y los más jóvenes aplaudían nuestra proeza. En el alboroto el guardia se paró.



-Cagaste mierda. Dijo.



Me pegó un combo en toda la cara. Sangré de nariz. Caí al suelo. El fierro voló por los aires. En el momento que se iba a abalanzar a darme con todo el arsenal de fuerza que tenía en su cuerpo. El Negro con el Flaco habían armado su propio ejército juvenil. Seis tipos lo agarraron por los brazos, mientras el Negro le pegaban combos en el estomago. Me trataba de parar del suelo, los golpes me habían dejado más mareado. Se me fueron todos los aires de grandeza, con un solo golpe, me asusté un poco.



El gorila sacó toda la fuerza de su cuerpo, parecía Hulk. Los seis tipos que estaban afirmándolo, volaron por los aires como piezas de palitroque. Iba nuevamente a mí. La sangre de mi nariz ahora chorreaba por mi boca, estaba caliente y tenía gusto a fierro.



Cuando iba a recibir el segundo combo, el Flaco le pegó con un bate de béisbol que le había pasado un punky que estaba por ahí. Gorila a piso, el bate se quebró y la madera estaba toda astillada. Del suelo no se paró más.



- ¡Para que aprendas que con nosotros no se mete nadie! Le gritó el Flaco. Acto seguido, le tiró un escupo lleno de sangre.



-Sí gorila de mierda, somos invencibles. El trío maravilla. Agregó el Negro. Luego, le pegó un par de patadas



– Y no hubiésemos podido hacerlo sin ustedes. A ustedes juventud, llenas de energía y fuerza. ¡El futuro de Chile está en las calles, carreteando y pasándola bien y no dejaremos que nadie nos impida cumplir nuestros objetivos! Agregó en un seudo discurso político.



Los jóvenes sonreían y algunos se decían al oído “pobre curao, quedó hecho mierda”, otros se pusieron a aplaudir y a chiflar. Éramos los protagonistas de esta noche, digno para ser contado a nuestros nietos. Este hecho tenía que quedar escrito en la historia de la Plaza Italia, en el Andrógenos.

30 enero 2007

Tercera Parte



Sin darnos cuenta habíamos llegado a la discotheque donde pinchaba discos Simón. Estábamos afuera de la Andrógenos, no era top pero tenía su estilo particular. Las luces de neón le daban todo el toque necesario para parecer un antro de mala muerte.


El dueño, Lucas Milosevich, era un exiliado de la antigua Yugoslavia, la de Tito. Llegó a Chile a fines de los setentas y se instaló en plena Plaza Italia, donde por aquel entonces se movía de todo a oscuras. Trajo consigo a un par de niñas rusas que servían de prostitutas en el local, servían comida de día y su cuerpo se regalaba por unas piscolas de noche.

Los personajes más distinguidos del mundo político iban al lugar, ahí se les atendía bien y todo quedaba en secreto, tenía dos entradas con estacionamientos. Varias veces fue allanado, pero las influencias corrían por ese entonces, los brazos derechos del dictador funcionaban a la perfección. Eso sí, las salvadas de pellejo a Milosevich le costaban caro, la coca corría por cuenta de la casa.


Todo se acabó cuando llegó la rumana, según el dueño, que es amigo íntimo de Simón, le había contado que era preciosa, su figura era digna para una miss mundo, sus ojos verdes agua dejaban a todos los clientes vueltos locos. Hacía un par de topless los días jueves y el local se llenaba, era un éxito total esta mujer.


Un día, cuando le tocaba atender al público, le ofrecieron un trago. Ella como de costumbre aceptó, era la norma implantada en el local “Siempre una buena atención”. Se sentó junto al tipo y conversaron una media hora, la piscola de la rumana se la había tomado completa, pero no sabía que iba a ser la última.

Luego pasaron al privado y ahí jalaron un poco de coca. Luego se envolvieron en el sexo, después ella quiso cobrarle el servicio, pero el optó por dejarse caer a golpes. Le tiró acido en la cara y le hizo puré el estomago a puñetazos. Cuando agonizaba la violó, esta vez fue distinta a la primera, la amarró y le metió una botella de cerveza por la vagina. Cuando ya no daba más, la ahorcó con el cinturón. Fue tanta la rabia que tenía este hombre por la droga que se durmió al lado de ella.


Al día siguiente fueron encontrados dos cuerpos en una cama con las sabanas cubiertas en sangre. Él murió por sobredosis, ella por un macabro homicidio. El incidente pasó a mayores, la prensa sensacionalista llenó las portadas de los diarios. El tipo que había muerto era el dueño de las empresas Fürteck, una de las más importantes en la venta de insumos eléctricos. Fue uno de los tantos que ayudó al gobierno a sacarlos de la crisis que estaba sobrellevando el país.


Lucas tuvo que cerrar, estuvo en la cárcel un par de años y luego abrió a principios de los noventa. Su error fue ponerle el mismo nombre al local. El Andrógenos tenía su historia, las generaciones pasadas sabían lo que había ocurrido en el lugar, la sangre todavía se palpaba en las paredes. Los que llenaban ahora el lugar eran solo adolescentes que no tenían ni la más mínima idea de lo que era la muerte, a ellos no les importaba nada, con suerte sabían quien era el presidente. Eran adictos al televisor y al computador. Eran vagos en una red de información.


-¿Andas con los free pass que te pasó el Simón? Preguntó el Flaco mientras cerraba el auto.


- Eso da lo mismo, es cosa de decir que lo conocemos y listo. Respondí.


Cruzamos la calle y llegamos a la entrada.

Un gorila de dos metros que hacía de guardia custodiaba la puerta. Usaba una polera apretada y sus músculos parecían estar inflados con helio. De su oreja colgaba unos audífonos por los que recibía órdenes en código. Si tuviese que pelear con alguien, definitivamente no sería con él, parece sacado de la lucha libre, al puro estilo todo vale.

23 enero 2007

Segunda parte







Sábado por la noche, las luces iluminan Santiago. Desde acá arriba todo se ve tan pequeño, puros puntitos de distintos colores, los autos se pasean de un lado a otro y se pierden por las calles más pequeñas. Parecen venas por donde circula sangre, nosotros tan solo somos simples microbios de esta ciudad. Las máquinas de metal, las micros, gritan, rugen y aceleran el paso. Santiago pareciera que tuviera vida propia, que respirara.


En este mirador todo se ve tan indefenso, tan frágil. Es rico estar acá arriba, es como sentirse dueño del mundo. Soy el marqués de Santiago, es mi territorio, soy invencible.


A mis espaldas estaba el Flaco Quezada junto con el Negro Arregui. Escuchaban música del auto y se tomaban unas piscolas mezcladas en una botella de Coca – Cola. Sonaba un blues de Jimmy Hendrix. Cantaba con su voz particular, definitivamente era mejor para la guitarra. Well, she's walking through the cloud, with a circus mind that's running wild. Se podía sentir a través de los parlantes de la radio.



- Este loco la lleva. Comentó el Negro Arregui.



- La llevaba huevón, está bien muerto, como casi todas las estrellas de los años sesenta y setenta. Respondí.



-Me quedo con la Janis Joplin, cantaba como negra, se empelotaba y además tocó en el Woodstock. Volada como nadie, parecía estupida como se movía, pero lo hacía bien. Agregó el Flaco Quezada.



- También está muerta, como lo está Kurt Cobain, John Bonham, John Lennon, Jim Morrison y puedo seguir hasta que me aburra. Respondí.



-Cuál es tu manía por arreglar todo, si sabemos que está muerta y todos ellos también. Además Cobain es Grunge y es de los noventas, nada que ver con la conversación. Respondió el Flaco.



El Flaco es de esos tipos que están todo el día tocando guitarra, pasa sacando canciones antiguas y todavía no consigue una banda para poder tocarlas. Sus viejos siempre le prestan el auto y como nos conocemos desde niños - de cuando íbamos al colegio, igual que con el Negro – nos tienen confianza, por eso siempre lo dejan salir con nosotros. Tiene la espalda llena de tatuajes y su mamá no sabe que los tiene. Hace un par de meses atrás se hizo un Bob el constructor en la pantorrilla, ese monito que sale en la televisión. Estaba curado y le pidió a un amigo que se lo hiciera. A veces, cuando anda con shorts, se puede ver a Bob moviendo la pala de arriba para abajo, cada vez que el Flaco aprieta el músculo cuando pisa.



Pololea hace como tres años con la misma mina, según él fue amor a primera vista. No creo que eso exista. No puedes conocer el amor si no has visto realmente como es la persona por dentro, esa frase es un cliché antiguo, típico de enamorados.



… It's alright, she says it's alright,take anything you want from me, anything. Fly on little wing.



La canción de Hendrix terminaba y eso era señal de que debíamos partir. El Flaco prendió los motores y echó el auto a andar. Nos subimos todos adentro y volví a mezclar el pisco con la Coca – Cola en la botella. Me sirvo un par de tragos. Este me quedó cabezón.



Íbamos cuesta abajo y por detrás nos pasó un Peugeot 306 azul marino. Adentro de él habían cuatro minas estupendas, todas vestidas de la misma manera, escuchando a Shakira a todo volumen. El Flaco aceleró y quedaron los dos autos a la par, el Negro les tiraba besos y ellas respondían con sonrisas. Semáforo. Rojo.



- ¡Somos las reinas de la noche! Gritaban.



- ¡Son unas maracas! Respondió el Negro muerto de la risa.



- ¡Y tú lo tení chico! Respondieron en conjunto las mujeres.



Risas en general.

El Negro se puso morado de la vergüenza.



El Negro nunca ha tenido polola, puras amigas con ventaja. Dice que se ha acostado con más mujeres que Hugh Hefner. La verdad es que nadie le cree, el negro no salva a nadie conquistando al sexo opuesto. Llega a las fiestas y lo único que habla es del fútbol, de la liga que juega los viernes en la noche después de las clases en la Universidad, del Heavy Metal y su fanatismo por Ozzy Osborne, de la uñeta que le regaló Zack Wilde, el guitarrista de Ozzy y nada más. Siempre anda con una mochila en la que guarda cds pirateados de sus grupos, por lo general nadie conoce lo que escucha y se cree la raja por andar vestido de negro cuando hacen treinta grados de calor en el verano. Pasa metido en las tocatas de metal y siempre llega con un moretón nuevo que se gana en los slam que se arman cerca del escenario. Es conocido en el circuito de las bandas underground y siempre tiene algo que hacer en algún bar de Santiago Centro, lo han echado tres veces de la Batuta en Ñuñoa por agarrarse con los guardias. Su vida gira en torno a la música.



Luz verde. El Flaco pone el pie en el acelerador a fondo, las mujeres del Peugeot se quedan atrás. Vamos a cien kilómetros por hora, ciento veinte, ciento treinta, el auto empieza a temblar, el manubrio tirita.



-¿Han pensado alguna vez en el destino? Pregunta el Flaco.



-No me lo he preguntado nunca, ¿pero a que viene el tema? Respondí.



- ¿Estaremos destinados a morir hoy, esta noche? Respondió con las manos al volante, mirando fijamente al horizonte. Las luces a los costados eran como luciérnagas que pasaban rápido, como una foto con las luces todas corridas.



El negro ahora tomaba de la botella y prendía un cigarro. De su mochila sacó un casette y de la radio comenzó a sonar Steel Dragon, una banda ficticia que sonaba en una película del año 2000, Rockstar. Por ese entonces todos soñábamos con tener una banda y esta película hablaba de eso, de la vida desenfrenada de los músicos y como cumplían sus sueños. Tenían todo, mujeres, drogas y lo mejor, Rock. Después de esa película, formamos una banda que duró todo el tiempo que estudiamos en la media del colegio. Nos graduamos y nos cortamos el pelo, dejamos las guitarras y las baquetas por los libros. El sueño de ser una estrella de rock lo cambiamos por ser profesionales y por ganar plata haciendo otra cosa.



Los riffs de las guitarras quebraban el silencio de la noche, la música adentro del auto estaba por hacer explotar los vidrios.



A runaway was found today/ Dyin' in the alley /He didn't have a name, a number or a home /They found him cold as ice /He was feelin' no pain.

La voz de Jeffry Scott Soto, el vocalista de la banda, era única, sus gritos altos y su voz áspera, como si hubiese estado fumado desde los trece años eran imparables.



-¡We are more wasted generation! Gritábamos dentro del auto.



El Negro estaba callado, dándole grandes caladas al cigarrillo, sólo se dedicaba a tener la cabeza fuera del auto, sintiendo como el viento le golpeaba fuerte en la cara.



-¿Y si está escrito que hoy tenemos que morir? Seguía el Flaco.



-Eso no lo puedes saber. Respondí.



-¿A no?



Aceleró aún más. Pasamos un semáforo en rojo, luego otro. Después se detuvo en el próximo, los pitazos de los autos se podían sentir a lo lejos.



-Parece que esta no es la noche en que el destino nos jugará una mala pasada. Habló el Negro casi transpirando de los nervios.



- Díganme Eliseo, Eliseo Salazar. Sonreía el Flaco por su proeza.



-Buena po Elifeo. Respondí en tono de burla.



Después de eso, se ganó una golpiza de parte del negro, estaba casi llorando por el susto que había pasado. Yo no sentía nada, estaba ido, me sentía aún más el dueño del mundo. Desafiamos al destino y le habíamos ganado.

17 enero 2007

Primera Parte

"Si estoy demasiado asustado para usar mis poderes,
entonces no me los merezco" ~ Hiro Nakamura


Domingo por la mañana y el sol me llega en plena cara, olvidé cerrar las cortinas la noche anterior. Me queman los ojos, me arden. El olor en mi pieza es putrefacto, olor a encierro y a licor fermentado. Tengo la boca seca y áspera, la sed me va a obligar a levantarme al baño.

Me siento en la cama y un indio me clava un hacha en plena cabeza. La siento partida por la mitad, como las sandias en el verano, en las ferias, con toda su pulpa roja al sol, calentándose, llena de avispas y moscas.
Lo mío es lo mismo, pero la pulpa de mi cerebro va a salir en cualquier momento por las cuencas de mis ojos. Está todo que explota por acá adentro.

Camino al baño y la casa está en completo silencio, mis padres y mis hermanos debieron haber salido a comprar algo para el almuerzo. Me tambaleo un poco, aún estoy mareado y el alcohol no se diluye en la sangre por completo. Abro la puerta del baño y ahí está fresquito, es increíble como las cerámicas conservan el frío. Hoy por lo visto el espejo no será mi amigo, no me reconozco, siento toda la mandíbula dormida, sonrío y me pego cachetadas. No siento nada. Me pego un combo y ese lo siento, no estoy tan mal después de todo. Echo a correr la llave del lavamanos y pongo mi cabeza al lado del chorro de agua, me relaja. Tomo agua, litros y litros y siento como va corriendo por mi pecho hasta caer como una bomba por mi estomago vacío. No se me quita el dolor de cabeza.

Simón una vez me dijo que la solución para la resaca era tomarse una chela por la mañana y santo remedio, sigues como si no hubiese pasado nada todo el día. Simón es de esas personas que saben de lo que hablan, es Dj de una de las Discotheque más top de Santiago. Está todo el día con unos audífonos pegados a las orejas, son gigantes, parecen dos entre paréntesis en cada lado. Usa poleras y camisas apretadas, medias transparentes y no suelta el agua mineral.

Se la pasa todo el día escuchando Techno, House y Acid músic, las dos últimas no sé que mierda son, pero dice que en Europa es lo que está pegando. Simón se fue a España el año pasado y llegó con toda la onda electrónica, se cree la raja porque estuvo allá. Yo pienso que es un imbécil. España está llena de chilenos y esos aires intelectuales con los que llegó me apestan, no por irse a la madre patria va a ser más inteligente, la única diferencia es que habla con zetas y escucha música como enfermo.

Me dijo que el carrete allá no se compara con el de acá, en Ibiza que es una ciudad muy cool de España, está llena de turistas de todo el mundo y que la mayoría se mueren por conocer latinos y que hay un montón de lugares donde tocan la música que él pone en los carretes. Según él, se hizo amigo de un ingles que era uno de los más famosos Djs de allá y lo dejo pinchar discos en el último día de su estadía en España. También dijo que se había pescado a muchas extranjeras por su acento y su pinta latina. Según yo, estuvo sentado todos los días de las fiestas, fumándose un pito. Eso sí, es enfermo de marihuanero, no sé como mierda pudo pasar tanta droga por la aduana, trajo una cuestión que se llama Skank - directa de Holanda- me dijo cuando la prendía, la probé y quedé como tonto, me había subido a un carrusel dentro de mi cabeza, me dio todo vueltas, pero eran vueltas ricas, como si estuviera subiendo al cielo. A las horas uno vuelve a la normalidad y da mucha hambre, ese es el problema, después no se quita con nada, el hambre no se quita nunca.

No le creo eso de haberse pescado a las minas, es rubio y de ojos azules, más blanco que una pantruca, no tiene por ningún lado el latino.

Simón es un chanta, además ahora le dio con ponerse piercing y hacerse expansiones, dice que es lo más top acá en Chile. Creo que es una tontera, todo el mundo anda con esos aros. Ahora todo es igual, desde la manera de vestirse hasta la música que se escucha, la gran masa juvenil es una mezcla de tres estilos y se mezclan, están los que escuchan reggaeton, que se visten casi igual que los hip-hoperos y los hardcores que se visten casi igual que los otros dos, pero con pinches y zapatillas de skates, se mezclan porque escuchan lo mismo de un grupo y otro. Un bodrio.


Me volví a mirar al espejo y tenía la cara deslavada, me la mojé un poco y nada, seguía con el mismo rostro de encañado. Las tripas me sonaban pidiéndome algo para comer.

Bajé a la cocina y abrí el refrigerador, estaba lleno de cosas para preparar, una mierda, si lo que quiero es comer altiro, puras cosas inservibles en estos momentos. Al fondo veo un pollo de la cena de anoche, lo saco y me lo como con las manos, adiós tenedores y cuchillos. Abro el friser y hay una cerveza helada, la lata de Heinekken me está esperando. Me acordé de las palabras de Simón y me la tomaré al seco.
Se me está revolviendo el estomago. Corro al baño. Vomito.
Vuelvo a la cocina y me preparo un café. Al seco de nuevo. Vomito otra vez.

-Maldita noche, juro que nunca más, nunca más. Pensé.

11 enero 2007

un cuento para los chicos que dieron la PSU el año pasado. Hay harta realidad, espero que se identifiquen.



Domingo:

No se por qué pero este día tiene la característica de ser triste, como un primero de Enero en donde todo el mundo se abraza a las 12:00 y juegan a destruir sus vidas para empezar un año “renovado”.
Hoy no es primero de enero, pero es domingo y eso es suficiente para que toda la nostalgia se acapare y me haga sentir mal.

He tratado todo el día de no pensar mucho y ahora, a las 10 de la noche, vuelvo a la rutina en la casa de un desconocido, amigo de un ex compañero. Veo caras conocidas y comprendo que hemos madurado un poco. La prueba que dimos hace cuatro días atrás pareciera habernos hecho madurar.
El tema aquí es bastante recurrente y poco original: “¿como te fue? O ¿Qué querí estudiar?”. Supongo que no quiero pensar mucho en eso, tampoco imaginarme de lo que será mi futuro, por ahora no.

Ya es bastante tarde y nos terminaron echando a todos de la casa donde estábamos por bulliciosos. Al lado mío está Patricio, un buen amigo que siempre está con su silencio apoyándome, creo que esa es su mejor arma.
Camino un poco más y me dan unas inmensas ganas de ir al baño y como en la calle no hay baños públicos, terminé meando en la fachada de una casa. Estaba bastante mareado como para pensar en esconderme detrás de un arbolito y hacer ahí todas mis necesidades. La casa era bonita, igual a la mía, idéntica a todas las casas de este barrio. Tenía todas sus luces apagadas y me hacia suponer que no había nadie. Patricio estaba un poco más lejos haciéndome señas que yo no entendía y tampoco le daba mucha importancia.
Para mi sorpresa llega el dueño de la casa, imponente sobre su auto, iluminándome la espalda y parte de mi cara.

-Que te pasa huevon, que te vení a mear en mi casa. Me dice sobre su auto, que ahora me había dado cuenta que era un yaris gris del año.

-Puta disculpa, pero no me di cuenta. Respondí

Trato de buscar a Patricio para que me ayude a salir de aquí, pero él ya estaba corriendo hace rato calle abajo. Sabía que estábamos en problemas y el Pato no me quiso ayudar, con su silenciosa presencia.

-Señor, sabe, me tengo que ir. Le digo en el tono mas infantil posible, hasta mi me parece algo absurdo.

-Tú pendejo no te vas para ningún lado, voy a llamar a los pacos.

Escuche la palabra pacos y tan solo atiné a correr. Supongo que di un poco de respeto, porque el caballero del auto ni se bajó para perseguirme. Corrí calle abajo y quizás un poco más, corrí como nunca antes lo había hecho, con miedo y rabia, rabia por encontrarme siempre solo cuando necesito a alguien. Alguien me grita entre unas ramas y la oscuridad de los árboles. Era Patricio.

-Oye maricon, porque no me avisaste.
- Puta huevon y que querías que hiciera, ¿que te gritara acaso?

-Mínimo po pelota, ahora seguramente el viejo llamó a los pacos y me tienen que andar buscando.

-Relájate, si no es para tanto.

Patricio siempre me pide que me relaje, Será porque nunca se mete en problemas y tampoco ayuda mucho cuando yo los tengo. Ahora me cuestiono si realmente vale la pena tener a alguien así como amigo, bueno lo conozco desde que entré al colegio y mi mamá lo odia, porque lo encuentra muy vago. Yo también tengo algo de vago en este momento, no sé como me habrá ido en la maldita prueba y tampoco quiero pensar en lo que venga después. No soy ni estudiante ni nada. Ahora me siento como una carga para el país y para esta sociedad.
El Pato no se preocupa nunca de nada, me ha dicho que quiere vivir con sus padres hasta los 35 y yo lo encuentro de lo más poco normal. Tampoco sabe que quiere estudiar, así que no sé que hará este otro año, supongo que seguir fumando marihuana con el bong que compramos en la gira a brasil o pasarse toda una semana en mi casa, sin impórtale que yo este. El siempre es el remplazo cuando yo no estoy, aunque mi mamá lo odie, le tiene cierto cariño. Total igual es mi amigo.

-Mira ahí va el auto del viejo. Me dice apuntando el yaris gris.

-Ya, mejor ándate a tú casa. Porque hoy no pienso prestarte mi cama para que duermas, llevas un mes aquí.

-Será po. Y se fue corriendo, como lo hace él. Todo deforme.

No me había dado cuenta, pero seguramente por instinto, había llegado a mi casa. Así que entre los más callado posible para no despertar a nadie.
Entro a mi pieza y veo un bolso sobre mi cama que me recuerda que mañana me voy a la playa con mis ex compañeros.
Abro los cajones y no hay ropa, tenía que plancharla. Veo la cómoda y me doy cuenta que tampoco tenía plata. Así que voy a tener que levantarme temprano para recordarle a mi mamá que mañana me voy.
Son las 4 de la madrugada, el tiempo pasa rápido cuando uno anda haciendo estupideces, y saco la plancha, la enchufo y me quemo la mano con la lata que deja la ropa estirada.
Las cosas no me pueden seguir saliendo mal, ha sido el peor domingo de todos.

Escrito el domingo 23 de diciembre del 2005

09 enero 2007

Llegué. La playa no fue igual que antes, nunca es igual. Pero esta vez fue todo distinto. Muchos juegos, pocas conversaciones, faltó hablar. Me vine, no quería pasar otra noche jugando cacho o tomando. Quería hablar, no se pudo. Fue distinto.

Pero a pesar de cruzar pocas palabras con mis amigos, los últimos cinco días que estuve lo pasé muy bien, converse como nunca antes lo había hecho, me reí, fui feliz.

Me luxé la nariz, tengo que verme un doctor, estoy preocupado, no pude arreglármela más y tú tampoco pudiste hacerlo y si hubieses podido, me daba miedo.

Te fuiste y quedé incompleto, me quedé callado, no había con quien hablar, te extrañaba.

No aguanté y me vine a Santiago, mi casa estaba vacía, me sentí solo, seguía sin hablar, extrañando. Contigo las cosas son distintas, de otro color.
Te echo de menos.