20 noviembre 2005

Los hombres engañan más que las mujeres;las mujeres,mejor.

Un recuerdo traicionero.

Nos miramos, reímos. No nos conocemos aun, pero tengo que poner mi mejor sonrisa para encantarte, lo sé, tú también lo sabes. No soy bueno mintiendo, por más que trate de fabricar sonrisas, no puedo, me engaño y trato de engañarte, no puedo, no puedo creer la facilidad con que logras sacar todos mis secretos, tienes el don de entender, yo nunca lo he tenido. Ególatra quizás pero tu me disminuyes, reduces a una cuarta parte mis problemas, mi yoismo, mi existencialismo.

Me irrita tu inteligencia, tu dicción, la facilidad y tranquilidad con que hablas. Me pones nervioso, no sé, hurgas demasiado en mí y lo peor de todo es que tu estrategia del detective funciona a la perfección, sabes donde atacar, como interrogarme y hacerme vulnerable, tus palabras son verdaderas lanzas arrojadas sin inmutarte, desde de tu pétreo asiento. El café se acaba, el cigarrillo también.

¿Dónde quedamos José? Me preguntas sin esperar una respuesta contundente que salga de mi boca. Te enmudeces de repente. No pensaba responderte aun, ni tampoco emitir señales de vida.

¡¡Huevon!!! Llevo media hora hablándote y tu no té dignas a responder. ¡¡José te estoy hablando!!

De todas maneras estoy esperando que se enoje, se ve hermosa así, como si lo más malévolo de su ser reluciera de repente. Y éstas luces de neón la hacen ver más hermosa aun, como si ganara un millón de rasgos felinos, la noche y esta oscuridad rota por las pequeñas luces que se ven de pronto en la calle, la transforman en un gato, espero que no sea igual de traicionera. De todas maneras la muy puta debe serlo, dos piscolas y ya estamos aquí, ni modo ya se me quitaron las ganas de hacer algo. Seguramente mi mujer debe estar con sus amigas en eso del bowling. Mentira. Debe estar gritando como yegua junto al Gerente. Si supiera que Dios todo lo ve, no le darían ganas de nada. Pero ella no cree y yo tampoco. Al principio eso nos aferró, la confianza mutua y creer en el prójimo, no tengo que explicar nada más, yo aquí y ella seguramente en el mejor hotel de Chile.

¡¡Bueno José y que esperas!! Está mina habla y habla, es peor que mi suegra después de la muerte de Julio, su marido. Supongo que el pobre viejo se cansó de escuchar a la deslenguada y se mató. Eso es lo que creo, aunque la familia de mi mujer y los doctores dicen que solo fue una equivocación de las pastillas. Seguramente no habría aguantado un año más; el viejo estaba cansado de tenerla al lado. Ellos dormían en camas separadas y su ropa estaba impregnada de olor a naftalina. El viejo era anacrónico, su mujer trataba que el tiempo no le pasara encima, tenía más cremas para el cuerpo que comida en el refrigerador.

Espero que el tiempo no nos afecte con la Antonia, supongo que algún día tendremos hijos, por ahora no pensamos en eso, pero si teníamos un perro. Lo compramos para ver si podíamos cuidar algo que no fueran las plantas del departamento. ¡¡Desastre!! Un día el perro se lanzo por el incinerador y del Willy no supimos más. Se nos esfumo la idea de tener hijos pero igual creemos que podemos ser felices, aunque no les demos nietos a nuestros padres. Viajaremos, supongo, y seremos iguales de cool que ahora. Haremos todas las cosas que hacen los recién casados. Nos arrancaremos a la playa los fines de semana sin tener que preocuparnos por los niños o el perro.

Ya pues, tengo que irme luego y aun no me dices que es lo que quieres.

¡¡Mierda!! Quería tantas cosas y ahora tengo todas las que no imaginé que tendría. Plata, empresas, bienestar y lo único que deseaba era ser independiente para salir de la casa de mis padres. Quería ser músico. ¡¡A la mierda!! Mi mamá casi se muere y mi padre quería dejarme sin herencia, el maricón me endosó la empresa porque mi hermana era muy tonta para manejarla. Esa era su gracia de todas maneras, su estupidez. Aunque mi padre no se quedaba atrás. En toda su vida de empresario lo “cagaron” mil veces, los mismos tipos de siempre, todos compañeros de Universidad que en los tiempos de la dictadura amasaron buena fortuna. Todos esos amigos, “colegas” como les decía, vivían confortablemente y mi viejo se partía el lomo trabajando para ellos. Finalmente con la crisis del 82, mi padre los demandó y como tenía conocidos en el Gobierno, fueron amenazados con el exilio. Por miedo se fueron igual.

Y aquí estoy yo, en USA, tratando de arreglar la cagada de mi padre. La empresa se fue a pique y ahora tenía que venir a hablar con “los colegas” para que volvieran a asociarse. No tengo ganas de hacerlo, total la empresa es casi toda mía y voy a gastarme hasta el último dólar, aquí, en el imperio de la libertad. Recorreré todo Estados Unidos y la Antonia tendrá que esperar. La distancia servirá para que me extrañe y me siga engañando. Bien dicen que, los engaños en las parejas casadas solidifican aun más la relación, espero que éste sea el caso.

Ya huevón, me voy, además ni me calentaste. Ándate entonces. Quería que se quedara pero tanto pensar en mi familia me dio nostalgia. Ya me dio asco mi Secretaria.

¡¡Maricón!! Y cerró la puerta con un fuerte golpe. Ahí estaba yo, parecía que el portazo trajo a todos los fantasmas del motel. Esos viejos que se creen Hugh Hefner y vienen a tirarse una cana al aire y al final terminan tirados con un paro cardiaco y las putas felices con todo el billete que les sacan de sus gruesas chequeras. Miraba por la ventana y aun no atinaba a amanecer, tenía una botella de Absolut a la mitad. La destapé, bebí y el vodka pasó por la garganta, me quemó entero por dentro.

Las lucecitas de las calles parecían culebras que terminaban en los suburbios (el Down Town) que son muy distintos a los de Chile. Aquí se ve la pobreza y la discriminación pero nadie se digna a mirarlas. Ayer estuve allá y encontré a los negros de los más freak, muy alegres y contentos. Son la imagen viva de todas las películas donde salen negros; chistosos, sonrientes, esas sonrisas que les ilumina el rostro. La Antonia debe estar con el negro de la empresa, es huevón que la hace reír.

¿Antonia?

Sí José. ¿Estás borracho?

¿Sabes? Ya me aburrí de este país. ¿Has estado toda la noche en casa?

Si, ¿cuándo vuelves?

Pienso quedarme y olvidarla, junto con todos los rostros de Santiago y no volver a mi realidad, la comodidad del departamento, el barrio, los amigos. Mañana Regreso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola hermano trooper, como siempre te admiro tus cuentos wn... este ultimo estoy seguro que me lo mostraste antes pero bueno, es gran corto, que este bien.. cuidate y no necesariamente hay q mariarse para inspirarse xD jajaja
chau

Fido dido