27 julio 2006

Charquicán


A veces, es difícil olvidar. Más difícil, es extrañar, sentir que lo que está cerca de pronto se vuelve algo cada vez más lejano. Inalcanzable.
A veces, es raro sentir cosas que uno creía perdidas, utopías. Esas sensaciones que parecieran desvanecerse entre los dedos, esconderse entre la niebla de la mañana.
A ratos, todo se aclara, como si la vida fuera más fácil de lo que todo el mundo lo pinta.
Todas las personas son excelentes consejeros de vidas ajenas, pero imposibles con la vida propia.
Me publicaron en un diario de la quinta región. Creo que es una de las sensaciones de felicidad más prolongadas que he tenido últimamente. A ratos, entiendo a los hombres renacentistas, esos que buscaban trascender. En parte eso es lo que quiero, que lo que escribo la gente lo lea, se emocione y se cautive. Que sienta muchas veces las cosas que evoco al escribir, cosas que van, de a poco, formando realidades imaginarias.
Quisiera, a veces, desaparecer por algunos segundos y mirar todo de otra perspectiva. Como cambiar de encuadre, pasar a otro plano y fijarme en todos los detalles que muchas veces paso de largo.

Me gustaría escribir cosas más producidas, una novela. No sé algo que pueda contar, una historia, una vida. Que la gente se identifique, que la gente me lea.


Siempre se viene a mi mente una frase que no tiene ni pies ni cabeza: Lagunas eléctricas en mis desiertos mentales.
Jamás le he encontrado un significado, creo que la soñé, no sé. Lo dejo al gusto del consumidor.

24 julio 2006

Uno de los chicos de Paniko , Remiso, está haciendo un Documental sobre la gente que tira los fuegos artificiales en el puerto de Valparaiso. Se ve bien interesante el proyecto que, si no me equivoco, está casi listo. En su blog pueden encontrar más cosas sobre Obreros del fuego.


Acá les dejo un video que hice para la U, junto con Italo y Maka -Harto rato editando algo de 4 minutos, imaginense el de Remiso-. Es un cortometraje, espero que les guste. Cortometraje!

17 julio 2006

poema antiquisimo, como del 2001. Hace tiempo que no escribo poesia, ahora la lei y fue extraño.

Fugaz.
Como estrellas itinerantes,
Que efímeras en su vuelo pasaron.
Fueron horas cortas de rápidos atardeceres.
Que como cigarros fumados,
Duraron solo minutos.
Perdidos
Los gitanos en las carreteras,
Trazando líneas en el mar,
Buscando rutas paralelas
Que con el viento se han de borrar.
Caminan
Paralelos a este mundo,
De magia y misterio,
Para terminar siendo como las nubes,
Que nunca están en un mismo lugar...

12 julio 2006

De esos cuentos que salen así de repente, quiero dejar de hacer historias cortas. Quiero hacer algo más producido. Saludos a los que leen...



Deja Vu


Era el tercer cigarro que me fumaba, quería acabar luego la cajetilla de Lucky Strike. Estaba añeja, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí. Quizás una semana, quizás más. Mientras le pegaba la última calada al cigarro, mi celular sonó.

-¿Aló? Pregunté

-Wena hueon, hace tiempo que no te veo. ¿Juntémonos? Respondió la voz del otro lado del auricular. La verdad, no tenía ni la más mínima idea de quien era.

-No sé, no tengo muchas ganas de salir.

-Ven po hueon, no te amariconí. Está el Nico, el Flaco y los de siempre.

-Ah, ¿Mauricio? Creo que ya sabía con quien estaba hablando.

-Y con quien mas po hueon. Ya, ¿vienes? para ir a comprar al supermercado antes que lo cierren. Te espero en mi casa.

-Ya, voy para allá.

-Ok, Chao.

-Chao.

Mauricio es un chico de Calama que llegó hace poco a Santiago. Estudia Odontología en una Universidad Privada y se la pasa toda la semana estudiando los dientes de un cráneo que su papá le mandó del norte. Según él, se lo consiguió por ahí. Según yo, lo compró en el cementerio de allá de Calama, en esas fosas comunes, donde echan a todos los vagos o los muertos que nadie quiere.
Es buena gente, es que primera vez que me llamaba para salir a carretear. Nico lo hace generalmente o Matías en algunos casos. Pero esta la primera vez que él lo hacía.

Apagué la colilla del cigarro, que ya estaba empezando a quemarme los dedos. Dejé la guitarra a un lado, antes que de me sonara el celular estaba tocando cualquier estupidez. Siempre cuando toco o pienso en tocar algo, se me olvidan todas las ideas de la cabeza, las composiciones. Siempre tengo sinfonías en la mente o se me ocurren melodías, pero no sé como llevarlas a la guitarra. Así nunca se puede lograr nada, como cuando era chico y lograba hacer algo que el resto no podía, al momento de mostrárselo a todos los espectadores nunca resultaba. Al final, era tanto el nerviosismo, que tenía que pedir que no me miraran para poder hacer la gracia.

Me levanté de mi cama, pesqué la chaqueta de jeans, la que estaba bien gastada y llena de parches y saqué la bufanda de los cajones de la cómoda. No sé porqué, pero decidí dejar la billetera en la casa con el carné y todos los documentos. Si me lo pedían los carabineros, seguro me iba detenido y de ahí un buen hueveo para que me sacaran. Por lo menos, toda una noche dentro o a lo mejor menos si mis viejos despiertan y van a la comisaría a sacarme.

Tomé las llaves y salí de la casa. Mauricio vivía a tres cuadras, así que me puse a caminar. Saqué el penúltimo cigarro de los Luckys y lo encendí. Hacía frío y el cielo estaba muy cerrado. Se podía ver, a ratos, la luna en la lejanía. Estaba rosada, como el sol cuando atardece. La calle estaba vacía, no había ninguna persona alrededor que me molestara pidiéndome fuego o plata. La vereda y todo el resto del lugar, hasta las rejas de las casas, era mío. Mi territorio.

Estaba algo distraído, pensando en que tenía que comprar cigarros y tratando de terminarme los que me quedaban. Cuando por la calle cruzó un tipo de no más de diecisiete años, estaba asustado y caminaba rápido, me miró y siguió su camino por la calle principal. No le tomé mucha importancia, así que me puse a mirar el suelo como de costumbre. Salí del pasaje de mi casa y doble por la calle principal, iba escuchando un bullicio poco particular que se acercaba lentamente. La curiosidad me mató, miré al frente y me encontré a unos cien metros con unos veinte flaytes, quizás eran más. Uno me señaló y empezaron a caminar hacía mi. Me di media vuelta y me puse a caminar en dirección a mi casa nuevamente. Cuando doblé, nuevamente por mi pasaje, sentía que venían siguiéndome. Ahora ellos eran los dueños de la calle, se apoderaban de todo lo que estaba a su alrededor, se llevaban cuanto cruzara a su paso.

Corrí desesperado, pensaba en no mirar hacía atrás pero la duda era más grande. No había nadie, pero igual tenía miedo.
Llegué a mi casa y saqué las llaves de mi bolsillo para abrir la reja, estaba tan nervioso que no le achuntaba a la chapa, se me resbalaron y cayeron. Las recogí, cerré los ojos, respiré profundo, logré abrirla.
Me quedé en la entrada esperando que pasara algo, que llegaran hasta mi casa y me dijeran algún par de puteadas. El cigarro aún no me abandonaba, le quedaba un poco menos de la mitad, así que me puse a fumar para relajarme. Pensaba en el grupo de flaytes, la imagen se me venía a cada rato a la cabeza, el tipo apuntándome y toda la tropa siguiéndome.

De pronto, escuché un balazo que rompió todo el silencio de la noche, el ruido se prolongó por un rato, se iba expandiendo el sonido por el cielo oscuro y gris. Luego vino otro y pasó lo mismo. Mi corazón estaba a mil, mis manos transpiraban helado y me daban escalofríos. Con los dos disparos me había pegado un salto. Apagué el cigarro y comencé a escuchar, a lo lejos, el ruido de una moto. Ese ruido entrecortado que tiene el tubo de escape, el característico de las motos de carabineros. Luego se sentían dos, después tres y así iban componiendo una sinfonía, como las de mi cabeza.

Entré a mi casa asustado, tome la guitarra nuevamente y traté de tocar. No podía, el miedo se había apoderado de mi, estaba temblando entero y tenía un nudo en la boca de estomago. En eso, el celular suena nuevamente.

-Oye hueon ¿vas a venir o no?

-No puedo, no me dejaron. Respondí con la voz algo cortada.

-Y porque, que huea te pasó.

-Nada, mañana tengo hora al Oftalmólogo, seguramente me van a cambiar los lentes. Ahora estoy viendo como el pico. Además, la hora es a las ocho de la mañana.

-Puta hueon, a vo no más se te ocurre pedir horas tan temprano. Cagó tu viernes, no vai a poder salir.

-Para que veas.

-Ya, cuídate. Nos tomamos las chelas por ti. Chao.

-Ok. Chao.


Ahora el nudo del estomago se me había pasado a la garganta, no sabía si llorar o ponerme a gritar. Estaba desesperado. Lo que pasó en la calle después que me entré era un misterio. Pero era fácil de imaginar, como cuando uno sabe el final de la película. En mi mente, era poner play y tenía todas las imágenes de los que había pasado después. Tenía miedo, no quería volver a salir a la calle. Me di cuenta que Santiago es tierra de nadie, es como el Far West. Pero Clint Eastwood no era el protagonista, éramos nosotros los que salen todas las noches a jugar a los vaqueros, a correr el riesgo de que algo malo nos pase. Sonó el celular nuevamente.

-¿Aló? Pregunté.

-Soñé contigo, me acabo de despertar transpirada. Súper cansada.

-¿Que soñaste?

-Que te perseguían, que mirabas hacía atrás y un millón de cosas corrían detrás de ti. Tenías miedo, corrías tanto que te perdías en la oscuridad de la noche.

-¿Enserio?

-Sí, fue atroz, desperté asustada ¿Estás bien?

-Aló, ¿Estás bien?

-Aló ¿Estás ahí?

Luego, corté.

07 julio 2006

Solar, banda ya extinta. Bueno este es un perfil de Fabrizio Copano, buena onda, pensé que me iba a costar más, vale.

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El talento puede ser todo:

El periodista más joven de la televisión chilena

Hoy en día decir el apellido Copano, puede sonar a marca registrada, como a empresa de tallarines o de algún emporio italiano. Fabrizio, después de la Kristell, es la persona más joven de la televisión chilena. Divide su tiempo entre el colegio y los medios de comunicación, lo que es casi, su segundo hogar.

Sebastián Fuentes.


Cursa cuarto medio en el colegio Alcántara Cordillera, en la comuna de la Florida. Para Fabrizio ir a clases es solo un tramite, como ir a pagar el agua. Pero aún así se lleva bien con su curso, ellos lo encuentran un poco introvertido, pero es él, por lo general, quien hace las clases más divertidas, con su humor un poco despectivo. Pero no les importa, total, Copano sale en televisión.

Es un buen amigo y lo consideran un excelente consejero sentimental, no significa que haya vivido mucho o haya tenido muchas pololas, al contrario. No se caracteriza por ser el chico popular, no carretea mucho con sus compañeros, porque los encuentra “algo vagos”, no se pesca a cualquier mujer que se le pase frente a su camino, es más bien un buen chico con un humor diferente.

Nadie dijo que el colegio era fácil, ni mucho menos cuando tu rostro y tu voz aparecen constantemente en la televisión o en las radios. Muchos compañeros lo encuentran un imbecil, pero Copano sabe como molestarlos y convertirlos en el hazme reír de los pasillos del colegio.
Por las mañanas, lo pueden ver leyendo el diario o algún libro de turno. No tiene muchas habilidades para las ciencias y mucho menos para las matemáticas. La verdad, es que poco le interesan esos ramos. Siente que la educación está mal planteada. Por lo tanto, tampoco se deprime o cree que tener malas notas, signifique un futuro en la pobreza, o ser estupido. “Hay gente que tiene otros talentos, pero el colegio mide algunos y mide conocimientos que no todos queremos o necesitamos tener”

Ahora, el tiempo lo divide entre el colegio, amigos y el nuevo programa que alrededor de un mes estará en las pantallas de Chilevisión, será el jefe de guiones y su hermano hará de panelista. Ver el mundo de otra manera, con gracia, es su cotidianidad. Nadie se salva de no ser molestado, ni siquiera sus profesores en el colegio, por este chico que pocos conocen. Pero que a estas alturas su apellido ya suena a marca registrada.

Cuando creía que Batman existía

Fabrizio Copano, desde su casa, veía el programa CQC de Argentina. Junto con su hermano, Nicolás, y su Padre, no se perdían ningún capitulo de este irreverente programa. En Chile, no había nada similar en la televisión nacional y tampoco se pensaba traer algo parecido. Mientras tanto, por el año 2001, Fabrizio solo se podía conformar con las imágenes que venían desde el cable.

Un año después, los rumores de que el programa de Mario Pergolini venía a Chile, eran ciertos. Por ese entonces, Copano tenía solamente 14 años y su hermano Nicolás 16. Era tanto el fanatismo de estos dos, que este último se consiguió el mail de Nicolás Larrain, conductor del futuro programa chileno, y le propuso hacer los top five que grababan rústicamente en su casa. Trato hecho, el segmento era de ellos.

Por esas cosas de la vida, Nicolás se enfermó y no pudo ir a dejar los videos. Así que mandó al hermano chico. Fabrizio cuando veía el programa pensaba “Están buenos los top five, pero malos los chistes”. Esta era su oportunidad, junto con los videos, agregó los comentarios que debían hacer en el estudio.
A los tipos del programa les había gustado, así que durante alrededor de dos meses escribió los chistes para el show.

El CQC además estaba coproducido por Edu producciones, propietaria del canal Vía X. En este canal, había un programa llamado El interruptor, quien lo animaba José Miguel Villouta, el cual estaba muy interesado en estos dos jóvenes. Los contactó y comenzaron a hacer un segmento, que se llamaba el Comentario Teen. Según Fabrizio “Era más que nada pura basura, pero nos sirvió para aprender como funciona todo adentro, en la televisión”.

Por su parte, Nicolás había quedado en la mítica Zona de Contacto del Mercurio y como es típico de la Zona, habían hecho un asado. Para no ir solo, invitó a Fabrizio, cómo este último no se perdía casi ningún evento del hermano, lo acompañó.
De aburrido y mientras todos estaban atentos a comer carne y hablar cosas que a él no le interesaban, comenzó a molestar a los guardias a caballo del parque en donde estaban “Andaban a caballo y eran como gays” señala. Luego comenzó hacer una rutina y ya tenía a todos lo del team de Mercurio muertos de la risa.
A la semana lo llamó Marcelo Ibáñez, editor de la zona, más conocido como Barry, pidiéndole que se integrara al espacio del diario. A los pocos días ya tenía escrito 5 artículos, según él “dos serios y el resto, puros chistes. Aun así, los serios eran sobre guionistas de comics, así que tampoco muy serios”.

Paralelamente, Sergio Lagos invitó a los hermanos Copano, por el comentario teen, a su programa de la radio Rock and Pop, Ciencia Ficción. Mientras esperaban, en los pasillos se encontraron con Claudio PSX, conductor de varios programas de la radio Fm Hit, quien los había visto en muchas oportunidades en el Interruptor de Villouta. Claudio les ofreció hacer un segmento llamado “lo peor de la semana” y de ahí, Nicolás pasó a ser asesor creativo de la Rock and Pop y Fabrizio de la Fm Hit.

Pasaban los años y desde que habían partido grabando los top five del CQC, pegados al televisor de su casa, con el video grabador todo el día encendido, ya se veían distantes. Ahora la gente los comentaba y los leían en la zona de contacto, que con el tiempo había dejado de ser un suplemento de la revista Wikén y tomaba otros aires más modernos, pasaba al Internet.
Con eso, el segmento de Fabrizio, tonto por un día, se popularizaba. Sus articulos, mezclados con ficción y el acontecer nacional, eran del gusto de los jóvenes. Por otro lado, Nicolás escribía una columna sobre televisión. Fue así como los de Chilevisión se interesaron para hacer un segmento en el programa de Leo Caprile, Rec.
“Se iba Lasalvia y nos habían recomendado. Así que hicimos un piloto y salió el informal”. Segmento en donde hacía de un irreverente notero cuyo objetivo principal era hacer reír y tomarse la política, farándula y las cosas importantes de Chile con humor.