Jon Brion, simón tendrá que esperar...
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Una costumbre ya olvidada:
La historia tras las caretas
Parecieran estar viviendo sus últimos días. Las obras de teatro ya no son como antes en las que llenaban el lugar por completo. Actualmente viven una lucha por subsistir y que el deterioro no les pase la cuenta. Esta es la historia de un coloso que persevera y trata de mantenerse a flote, el teatro Cariola.
Sebastián Fuentes.
Hablar del teatro es como si les contáramos del Internet a nuestros bisabuelos. Para el imaginario colectivo de la juventud esta palabra ya casi no existe. Más de alguno seguramente lo visitó en su época escolar, para hacer un trabajo de universidad o simplemente por curiosidad.
En la actualidad, los colosos del siglo pasado, conviven con la velocidad y la inmediatez de nuestra sociedad. Hoy en día los teatros casi no cuentan con la ayuda del Estado y tienen que ingeniárselas para subsistir y permanecer vigentes.
El silencio aquí es de esos que duelen los oídos. Nada que ver con lo que pasa afuera, en San Diego, entre los vendedores de bicicletas, los casi extintos gritos de los niños en los juegos Diana y el ruido de los autos. Eso aquí no existe.
En la entrada están los afiches de las obras de Teatro, no hay gente. Avanzo un poco más y un fotógrafo toma las mejores imágenes de la arquitectura, aparte de él se encuentra un hombre sentado en la boletería. Lee el diario y no se preocupa mucho de lo que pasa afuera, detrás de la ventanilla el lugar es anacrónico, hay un calendario y fotos de 1950. La luz ilumina despacio, casi no se ve nada en el interior. El tipo me mira, se para y deja de leer. ”Mijito, hoy no hay función, mañana tampoco. Tal vez la próxima semana llegue algo para los escolares”. Le digo que mi interés es conocer el lugar. Luego, el asiente con la cabeza y sale de la salita en la que estaba.
Me invita a pasar a la recepción del teatro, prende las luces y de las oscuridades aparecen sillones, cuadros, placas de recuerdo y lámparas muy antiguas. En la altura colgaban unos candelabros que se veían demasiado pesados para el antiquísimo techo de madera, en donde la pintura se estaba desprendiendo.
Don Alfredo, quien me estaba mostrando el lugar, es barrendero, boletero, tramoyas y en muchas ocasiones a actuado en el teatro. Lleva trabajando aquí hace 55 años, conoció personalmente a Carlos Cariola, quien fue periodista, escritor, comentarista deportivo y el fundador del lugar.
Por los ojos de Alfredo han pasado muchas obras, conciertos y actores que han pisado este rincón. Se siente parte del teatro, y le da mucha tristeza ver que el coloso de San Diego, junto con él, van envejeciendo a la par.
En el recorrido por los cuadros del hall, Alfredo con tranquilidad al hablar, me cuenta que el teatro a principios año estuvo apunto de ser rematado por no pagar las contribuciones, también por falta del apoyo del Fondart el cual viene postulando hace un buen tiempo. El ex Presidente de la República autorizó el año pasado una subvención de diez millones de pesos que permitió arreglar sus baños y retapizar las butacas. Sin embargo, su cortinaje data de la misma inauguración de la sala, en 1954, y estas necesitan no una reparación sino un urgente cambio.
En eso tenía razón, cuando me mostró por fin el interior del teatro, todo estaba en muy mal estado. Detrás de cada asiento, hace muchos años atrás, tenían una plaquita que decía el nombre de algún colaborador del teatro y ese era su asiento reservado. En la actualidad, se las han robado y quedan muy pocas. La iluminación no es la mejor, faltan muchas luces y el Cariola no cuenta con los recursos para comprar más. Por lo tanto, las compañías que exponen sus obras donan ampolletas para mantener vivo, el ahora, lúgubre lugar.
Para poder subsistir el Teatro cuenta con dos academias de baile que ayudan al financiamiento: la Escuela de Danza Rosita Lagos (4 º piso) y The Latin Dance Studio (5 º nivel). Además, en período de clases se montan obras de teatro destinadas al público escolar, las que mantienen en cartelera clásicos como "El lazarillo de Tormes" o "Animas de día claro".
Pero Alfredo siente que a los jóvenes no los incentivan a venir al teatro. Cuenta que una vez dieron la Pérgola de las Flores para los estudiantes y cuando estos iban saliendo, él escuchó que preferían la música Axé o estar viendo el Mekano en sus casas. No los culpa, dice que el principal problema son los “medios de comunicación” que hacen que la juventud prefiera más las cosas de afuera que las propias.
El fantasma de la Opera.
Como es tradicional en los teatros, se cuentan historias de seres paranormales que se pasean por las tablas o que golpean los camarines. El teatro Cariola no se queda atrás, Don Alfredo me cuenta que muchos actores cuando ensayan dicen sentir voces y figuras que se mueven en los alrededores del escenario “A veces ha llegado tanto el susto en que han hecho sahumerios o cadenas de oración” afirma, entre estas personas figura el actor Claudio Reyes que en muchas ocasiones le tocó sentir ruidos en el lugar y le comentó a este viejo hombre de lentes que lleva toda una vida aquí “Hasta el nochero dice que ha sentido ruidos en la noche, pero yo en mis años de trabajo jamás me ha tocado vivir algo extraño. Muchos se cuestionan por la apariencia del lugar y se pasan películas, pero la verdad es que aquí no pasa nada”.
Sobre la apariencia del lugar tienen mucha razón para sugestionarse. Mientras recorríamos los oscuros camarines y los largos pasillos, estos daban para pensar que de pronto aparecería algo, que me dejaría helado y desaparecería por los pasajes subterráneos o por las infinitas puertas que tiene el interior del Cariola. Debajo del escenario hay un montón de pequeñas entradas que han sido tapadas y que con el tiempo han quedado herméticamente cerradas. Quién sabe, si dentro de una de ellas, se esconde el terrible fantasma que asusta a los actores. Para eso, hay que ir a ver el teatro.
5 comentarios:
el teatro es fascinante, aunque a veces y después de ver harto puede empezar a molestar. Saludos.
Simooon!!!
:)
se espera....*PI*
Para los q actuamos.. y nos ponemos frente a allos...es bueno leer cosas asi....
Nos gusta hacer creer cosas..tal como otros las hacen creer de otras maneras...como escribiendo por ejemplo...otros solo piensan...y no creen....
yo creo..
*PI*
ayer pasé por ahí y el barrio -tipo 8pm- es como medio antro prostíbulo. parece que una vez anduve en el cariola :S
saludors
teatro cariola!
wena descripcion
un sentimiento! ;)
yo iba a ver a los músicos de ópera allá
que pena que esté con problemas de financiamiento
cero aporte del estado a la cultura!
cya!
adio!
SexyRoyal
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