26 abril 2006

Una banda ya extinta, pero es chilena y es buenisima. Christianes - Marfil

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Esto salió hace poco en Paniko www.paniko.cl Porfa posteen allá y acá obvio. Las fotos son reales.
Ahumada con Alameda

800 micreros sin trabajo. Yo con mi Mc`nifica en la mano. Ellos con sus carteles al viento reclamando justicia. Los carabineros con lumas en las manos, esperando, con el poto en la otra mano. Muertos de miedo, que se desencadenara la violencia que, muchas veces, con su prepotencia logran.

Desde donde comía mi hamburguesa, tenía la mejor panorámica. Los periodistas abajo, se golpeaban entre ellos para tener la mejor toma. El dirigente peleaba con el jefe de los pacos. Me estaba perdiendo la conversación así que le encargué las papas y lo que quedaba de hamburguesa a mis compañeros y bajé a tomar fotos.

En cuanto me fui acercando, la gente de la protesta se estaba moviendo muy rápido, más de lo común. A lo lejos venían dos pacos a caballo, votando todo a sus costados. A mi izquierda, se encontraba una linda micro verde toda enrejada, era de esas micros-lleva-gente-a-retenes-gratis. En fracción de segundos se abrieron las puertas y comenzaron a meter gente a dentro. Como estaba relativamente lejos del sector me largué a correr de vuelta al Mc`Donalds, subí las escaleras y recién ahí tomé las fotos.

Abajo, la gente reclamaba sus derechos, 800 personas cesantes. Sumémosle que cada persona tiene que alimentar una familia, y no son de esas familias con 2 o 3 hijos, sino que de 5 o 7 niños los cuales se tienen que vestir y educar. Ahora iban a pasar hambre, y yo con unas papas fritas en la mano y un baso de bebida en la otra. Me dio cargo de conciencia.

Ahora los carabineros usaban sus lumas, los cesantes usaban sus manos para cubrirse. Los empujaban hacía la micro, como judíos rumbo al incinerador en plena segunda guerra mundial. No hubo esa neblina blanca tradicional que expelen las bombas lacrimógenas, tampoco rompieron nada. Tan solo exigían una explicación distinta a la de sus jefes.

Las micros amarillas se extinguen, los chóferes quedan cesantes.

800 exmicreros en el Paseo Ahumada. En la misma calle, próximamente, 800 personas ingeniándoselas de cómicos, músicos y malabaristas.

Esto se parece a la ley de costes de vida que tanto hablaba Stalin. Para que exista un progreso en un país tiene que haber vidas humanas de por medio, que al fin y al cabo son solamente números que darán prosperidad a la nación.

800 personas cesantes, 800 personas con más deudas que antes, 800 personas con depresión, más de alguna será titular protagonizando un suicidio. Más de mil personas sin tener algo que comer. 800 personas golpeadas, física y moralmente, 800 personas sin poder dar su opinión.

El tumulto se dispersó rápido y veloz, cómo cuando uno pisa un nido de hormigas. La salida del metro, donde estaban estas personas estaba completamente vacía. Algunos carteles olvidados por los protestantes se movían con el viento, producto del paso de los autos. Era como una imagen sacada de las Hormigas Asesinas de Fuguet.

Me puso triste toda la situación, y yo comiendo una Mc`nifica, ajeno a los verdaderos problemas de la gente. Definitivamente vivo en otro mundo.

Llegó el invierno, Santiago ya se puso gris.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahhhh..
wena como ya dije....
si él lo sabe...
*PI*

Tomás dijo...

Sentí mucho compromiso con este texto, más que con cualquier otro que te haya leído de esta índole.