03 abril 2006

Continua la Historia de Simon, ahora el capitulo4. Los anteriores se pueden encontrar acá o en www.paniko.cl

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Capitulo 4

Cuando desperté, mis ojos me dolían como si me los estuvieran apretando con un alicate. Miré a mi rededor y era todo blanco. Los objetos no los podía distinguir bien, pero estaban puestos en un riguroso orden. No había nadie con quien hablar y me dolía casi todo mi cuerpo, sobre todo la cabeza. Sentía que caían bombas dentro de ella.

-Puta que es fome morirse. Pensé.

Si de algo estoy seguro y no me puedo olvidar, es que me saqué la mierda en auto. Lo demás es una laguna en mi memoria. No recuerdo nada más después del accidente, solamente que estoy aquí, el lugar de blanco y ordenado, y estás dos cosas me dan ganas de vomitar. No soporto la extrema rigurosidad en las cosas; prefiero lo que se va armando solo, como en la vida. Todos tenemos más que claro las cosas que están bien y mal, eso es algo innato, según como vayamos ordenando y tomando estas decisiones es como nos va a ir en el futuro. Desgraciadamente ese es el orden de las cosas, el tiempo también lo posee y es incontrolable, es este quien nos va quitando la vida de a poco. Bueno también en gran parte lo que consumamos o las cosas que hagamos, pero eso ya lo dije recién así que se entendería por algo cíclico.

-Ya despertaste jovencito. Estaba bueno ya de dormir. Me decía una voz a lo lejos.

-¿Dónde estoy, me morí cierto? Respondí inocentemente.

- Si estuvieras muerto lo más seguro es que yo no te estaría hablando.

-Entonces esto es un sueño.

-Estás en un hospital y déjate de hacer bromas niñito. Estuviste en coma tres meses. Respondía la voz que cada vez se iba acercando más a mi, hace rato ya me había dado cuenta que era una mujer, por el timbre claro. Cuando se acercó un poco más me di cuenta que era hermosa. Las enfermeras por lo general son muy lindas o muy feas, como que no existe el término medio en esta profesión.

- Bueno contigo parece que fuera el cielo de todas maneras. Respondí galantemente. Últimamente todas las frases me salen como de película y peor aún son inconcientes. Mucha tele creo yo. – Pero cómo tres meses, que hay de mi familia y mis amigos. Volví a hablar.

-Tú familia te ha venido a ver todos los días, lo más seguro es que tu mamá esté por llegar. De tus amigos, no sé realmente. Pero nadie más ha venido.

-Puta los huevones maricones. Pensé.
Nunca me habían dejado tan votado. Por último llamar al hospital, mandar flores o algo así. Si mas que mal estaba casi muerto. Estoy seguro que José sí me hubiera venido a ver…. ¡cresta, José!

-Enfermera usted sabe de un José Ugarte. ¿En que hospital estamos a todo esto? Tenía que hacerle esa pregunta de rigor, lo había dejado en el hospital militar antes del accidente así que la pregunta era necesaria, puesto que podría estar en otro lado.

-Esto es el hospital militar joven.

-¿Y usted sabe algo de Ugarte? Le pregunté

- Espere un segundito joven.
Salió de la pieza en donde me encontraba, caminó un poco más y luego gritó.

-Traigan los calmantes a las 405 por favor, el joven en coma despertó y está preguntando por Ugarte.

-¿Quien es Ugarte? Preguntaba una voz de hombre, que se escuchaba a lo lejos.

-El que despachamos la semana pasada pues, el drogadicto. Respondió la enfermera con un tono irónico.

El José que onda, ¿estaba muerto? No podía ser, despachar tiene muchos significados y no creo que precisamente se tratara del morir.
El lugar ya me estaba desesperando, estaba todo lleno de maquinas, millones de tubitos salían por mi cuerpo y me costaba un mundo poder hablar bien, estaba algo disfonico, por más que trataba de gritar nadie me escuchaba.

Necesitaba respuestas y estas no las iba a encontrar aquí. Si José estaba en su casa podría verlo de algún modo. Como sea tengo que salir de acá. Me tengo que escapar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

he leido cada uno de los capitulos.......
anamnesis... :)
*PI*