20 diciembre 2009

En el viaje que había elegido tenía solamente boleto de ida. No más. Por suerte pude bajarme a tiempo, sin que el tren estuviera andando tan rápido, porque ese viaje no me pertenecia y me estaba llevando a un paradero desconocido.

1 comentario:

kathy dijo...

a veces lo desconocido no es malo... y resulta ser muy necesario